Hechos 4:8-12

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Ahora nos centramos en el texto del evangelio de Juan (10:11-18). Jesús se presenta como el pastor auténtico. Este tema tiene sus raíces en la historia de Israel, cuando los dirigentes eran representados frecuentemente, según una tradición de abolengo mesopotamio, como “pastores”. La mala experiencia con tales personas hizo que fueran justamente los profetas quienes retomaran el motivo, acusando a las clases dirigentes de haber sido malos pastores (Ez 34:1-16.17-22; Jr 23:1-2). El contexto es el del exilio y de la diáspora. Yavé mismo asume la función de verdadero pastor (Jr 23:3; Salmo 23!), hasta que instale, en una era por venir, a buenos pastores según su corazón (Ez 34:23; Jr 23:4). Nótese el recorrido de la imagen, en tres fases.
También Jesús hace una distinción, una verdadera oposición (los otros son ladrones y salteadores, v.1b, y las ovejas no los siguen, vv.2-5).
En el texto poético que sigue (desde 10:7b), de otra mano, Jesús ya no es el pastor sino “la puerta” del redil (¡hay que pasar por él!), pero luego vuelve a proclamarse “pastor”, con dos rasgos:
1) Defiende las ovejas, y
2) Da la vida por ellas (sin escapar, como el ladrón).
El “yo soy el buen pastor” está afirmado 2 veces; el tema del “dar la vida”, 5; el de “recobrarla”, 2.
La elección del tema tiene que ver con las reflexiones, en este tiempo postpascual, en torno de la muerte de Jesús (el "dar la vida") y su resurrección (el "recobrarla").
El discurso de Jesús, que se iniciaba con el tema del “buen pastor”, culmina con el de la entrega voluntaria a la muerte, para defender las ovejas. Pero, igual que en los textos de Hechos, la vida es el trasfondo en que se entiende el sacrificio.
Como reflexión:
1. Muchos de nosotros nos hacemos llamar “pastores”; otros, nos hacemos llamar con otros nombres; en todos los textos bíblicos que aluden al pastor, se trata de una función de conducción, de custodia y protección. Y esa función puede ejercitarse de dos maneras opuestas. Vale tanto para la instancia política como para la religiosa.
2. “Dar la vida”, es otro hilo conductor que surge del texto evangélico de este domingo. ¿En qué damos vida? ¿En qué damos nuestra vida?
3. La imagen del pastor, por ser tan natural, todavía tiene su reserva-de-sentido. Los textos bíblicos han generado, con la misma, una oposición, para que cada uno se coloque de un lado o del otro, del lado de la infidelidad y de la muerte, o del lado de la vida.

Los otros textos del evangelio de Juan, para los domingos de mayo, tienen que ver con la permanencia en Jesús, para tener vida, justamente (Jn 15:1-8, Jesús es la “vid” verdadera, ¡no así la de Is 5:1-7!). El tema “cursor” es el del “permanecer” en Jesús (9x en los vv.1-8, pero 11x, si leemos hasta el v.17, texto del último domingo de mayo).
La manera de “permanecer” es guardar la entolé del amor de unos a otros. De ahí los frutos, como en la buena vid.
También en esta gran comparación (vv.1-17) aparece el motivo de la entrega a la muerte (v.13, por los “amigos”).

Para el cuarto evangelio, se pueden usar los siguientes comentarios:
Raymond BROWN, The Gospel According to John. Anchor Bible; Nueva York, Doubleday.
Xavier LÉON-DUFOUR, Lectura del Evangelio de Juan Vols. I-III: Salamanca, Sígueme, 1989.
Juan MATEOS - Juan BARRETO, El Evangelio de Juan. Análisis lingüístico y comentario exegético. Madrid, Cristiandad, 1979.

COMENTARIO HECHO EN EL GRUPO:
- El título “pastor” implica exigencias y compromisos. En el AT la imagen del pastor tenía un fuerte carácter político; en el NT y en el cristianismo esto fue transferido a lo religioso. Cabe preguntar por qué la imagen del pastor fue espiritualizada de tal manera.

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