Hechos 3:13-15 (+ 4:8-12; 9:26-31; 10:25-26.34-35.44-8)
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El texto de Hechos 3:13-15 es un fragmento del discurso de Pedro (vv.12-26) luego de la curación del tullido en la puerta del templo. Éste es el 2º de los seis "discursos querigmáticos".
Los “discursos querigmáticos” son piezas lucanas que sintetizan la predicación de la primera comunidad cristiana, y aparecen en lugares estratégicos (motivados por algún “acontecimiento”, en sentido bíblico). Cinco son pronunciados por Pedro (2:14-39; 3:12-26; 4:8-12; 5:29-32; 10:34-43) y uno por Pablo (en Antioquía de Pisidia: 13:16-41).
Todos tienen que ver con una perspectiva interna al pueblo judío (usan un lenguaje "bíblico") y en ellos se argumenta desde las Escrituras. Diferente será el discurso de Pablo a los atenienses (Hch 17:22b-31), cuyo auditorio no conoce las Escrituras.
En el primer discurso, Pedro cita el texto de Joel 3:1-5 y el Salmo 16:8-11; en el segundo - el del primer domingo de mayo – apela al Dios de los vivientes mediante una referencia a Ex 3:6.15, a las promesas del nuevo profeta como Moisés (Hch 3:22-23 = Dt 18:15.19) y de la descendencia (3:25 = Gn 12:3). En el tercero, se "baja" el Salmo 118:22 (Hch 4:11), texto que ya parece ser una relectura de Is 28:16 (piedra fundamental en Sión, puesta con los instrumentos del mispat y de la sedaqá como medida y nivel). La piedra fundamental desechada “por vosotros, los constructores”, será convertida en piedra angular (= Jesús salvador, v.12). En el cuarto discurso, ante el sanedrín, no hay citas directas (tal vez por el auditorio), pero se alude a la “memoria histórica” del “Dios de nuestros padres” (5:30) y de Moisés como “jefe” y “salvador” (v.31). En el quinto, en la casa de Cornelio, hay dos breves citas de Isaías (10:36 = Is 52:7, y v.39 = Is 61:1: Jesús es visto como “profeta”). Y Pablo teje su gran discurso “histórico-salvífico” con frases de la Escritura, centrándose al final en una cita de Habacuc 1:5 sobre la obra maravillosa de Dios, releída en el contexto de la fe en Jesús resucitado.
Lo que es común a todos los discursos, como temas, son:
a) La oposición entre la acción de quienes dieron muerte a Jesús, y la de Dios que lo resucita; y
b) La afirmación de “nosotros somos testigos de estas cosas” (en todos los discursos de Pedro; Pablo no puede soslayarlo, refiriéndose a los discípulos que acompañaron a Jesús: Hechos 13:31).
El tema de los “testigos” era apuntado por Lucas en su evangelio, en 24:35-48, en una escena que prepara las primeras de los Hechos (muerte y resurrección del “Mesías” / promesa del Espíritu Santo / testigos) – texto del primer domingo de mayo – y donde Jesús resucitado aparece como el primer “intérprete” de las Escrituras, como lo harán después los discípulos (cf. supra, sobre los "discursos querigmáticos").
Aquí tenemos datos importantes para volver a meditar sobre la resurrección y su valor salvífico:
1. Jesús resucitado es presentado siempre como el Señor de la Vida; pero una vida que viene “después” del sufrimiento, la persecución y la misma muerte:
2. Mediante la invocación al nombre de Jesús, se reconoce su función mediadora;
3. El ser testigos del resucitado, en este primer testimonio cristiano, no es un cuestión jurídica sino vivencial, en un contexto de martirio;
4. Hay que recordar que Lucas presenta a Jesús como profeta mártir, y que señala un primer ejemplo de mártir cristiano en Esteban, cuya muerte tiene varios componente que la asemejan a la de Jesús.
Sobre el mensaje de la resurrección de Jesús, cf.:
Jorge PIXLEY, Vida en el Espíritu. El proyecto mesiánico de Jesús después de la resurrección (CIEETS, Managua, 1993).
Xavier LÉON-DUFOUR, Resurrección de Jesús y mensaje pascual. Salamanca, Sígueme, 1973.
COMENTARIO HECHO EN EL GRUPO:
- El diálogo con el judaísmo sobre la interpretación de la Biblia judía – que nosotros llamamos Antiguo Testamento – debe tener en cuenta que según la visión de Lucas (presentada en las historias de Emaús y la aparición del Resucitado ante los discípulos en Jerusalén), la interpretación cristológica de los textos del AT fue iniciada por Jesús mismo. Es la manera en que el Resucitado enseñó a leer las Escrituras Sagradas a sus discípulos.
Los “discursos querigmáticos” son piezas lucanas que sintetizan la predicación de la primera comunidad cristiana, y aparecen en lugares estratégicos (motivados por algún “acontecimiento”, en sentido bíblico). Cinco son pronunciados por Pedro (2:14-39; 3:12-26; 4:8-12; 5:29-32; 10:34-43) y uno por Pablo (en Antioquía de Pisidia: 13:16-41).
Todos tienen que ver con una perspectiva interna al pueblo judío (usan un lenguaje "bíblico") y en ellos se argumenta desde las Escrituras. Diferente será el discurso de Pablo a los atenienses (Hch 17:22b-31), cuyo auditorio no conoce las Escrituras.
En el primer discurso, Pedro cita el texto de Joel 3:1-5 y el Salmo 16:8-11; en el segundo - el del primer domingo de mayo – apela al Dios de los vivientes mediante una referencia a Ex 3:6.15, a las promesas del nuevo profeta como Moisés (Hch 3:22-23 = Dt 18:15.19) y de la descendencia (3:25 = Gn 12:3). En el tercero, se "baja" el Salmo 118:22 (Hch 4:11), texto que ya parece ser una relectura de Is 28:16 (piedra fundamental en Sión, puesta con los instrumentos del mispat y de la sedaqá como medida y nivel). La piedra fundamental desechada “por vosotros, los constructores”, será convertida en piedra angular (= Jesús salvador, v.12). En el cuarto discurso, ante el sanedrín, no hay citas directas (tal vez por el auditorio), pero se alude a la “memoria histórica” del “Dios de nuestros padres” (5:30) y de Moisés como “jefe” y “salvador” (v.31). En el quinto, en la casa de Cornelio, hay dos breves citas de Isaías (10:36 = Is 52:7, y v.39 = Is 61:1: Jesús es visto como “profeta”). Y Pablo teje su gran discurso “histórico-salvífico” con frases de la Escritura, centrándose al final en una cita de Habacuc 1:5 sobre la obra maravillosa de Dios, releída en el contexto de la fe en Jesús resucitado.
Lo que es común a todos los discursos, como temas, son:
a) La oposición entre la acción de quienes dieron muerte a Jesús, y la de Dios que lo resucita; y
b) La afirmación de “nosotros somos testigos de estas cosas” (en todos los discursos de Pedro; Pablo no puede soslayarlo, refiriéndose a los discípulos que acompañaron a Jesús: Hechos 13:31).
El tema de los “testigos” era apuntado por Lucas en su evangelio, en 24:35-48, en una escena que prepara las primeras de los Hechos (muerte y resurrección del “Mesías” / promesa del Espíritu Santo / testigos) – texto del primer domingo de mayo – y donde Jesús resucitado aparece como el primer “intérprete” de las Escrituras, como lo harán después los discípulos (cf. supra, sobre los "discursos querigmáticos").
Aquí tenemos datos importantes para volver a meditar sobre la resurrección y su valor salvífico:
1. Jesús resucitado es presentado siempre como el Señor de la Vida; pero una vida que viene “después” del sufrimiento, la persecución y la misma muerte:
2. Mediante la invocación al nombre de Jesús, se reconoce su función mediadora;
3. El ser testigos del resucitado, en este primer testimonio cristiano, no es un cuestión jurídica sino vivencial, en un contexto de martirio;
4. Hay que recordar que Lucas presenta a Jesús como profeta mártir, y que señala un primer ejemplo de mártir cristiano en Esteban, cuya muerte tiene varios componente que la asemejan a la de Jesús.
Sobre el mensaje de la resurrección de Jesús, cf.:
Jorge PIXLEY, Vida en el Espíritu. El proyecto mesiánico de Jesús después de la resurrección (CIEETS, Managua, 1993).
Xavier LÉON-DUFOUR, Resurrección de Jesús y mensaje pascual. Salamanca, Sígueme, 1973.
COMENTARIO HECHO EN EL GRUPO:
- El diálogo con el judaísmo sobre la interpretación de la Biblia judía – que nosotros llamamos Antiguo Testamento – debe tener en cuenta que según la visión de Lucas (presentada en las historias de Emaús y la aparición del Resucitado ante los discípulos en Jerusalén), la interpretación cristológica de los textos del AT fue iniciada por Jesús mismo. Es la manera en que el Resucitado enseñó a leer las Escrituras Sagradas a sus discípulos.