Hay Vida en Jesús Para Los Que Le Reciben
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Hay Vida en Jesús Para Los Que Le Reciben
Texto Bíblico: Juan 1:9-13
Objetivo: Que las personas comprendan que cuando Jesús vino por primera vez al mundo fue rechazado y que ellos tienen hoy la oportunidad de recibirlo.
INTRODUCCIÓN: El apóstol Juan, después de hacer una exposición de la naturaleza divina de Jesús, escribe de Juan el Bautista. No pasemos por alto el contraste entre estos dos hombres. De Jesús se nos dice que era el Dios eterno, el Creador de todas las cosas, la fuente de la vida y luz (v.1-5) De Juan el Bautista se nos dice simplemente que fue un hombre enviado de Dios. De tal forma que decimos que Jesús es la luz que transforma a todo aquel que se acerque a El.
PROPOSICIÓN: A través de esta lección descubrimos la forma de llegar a ser hijos de Dios y la oportunidad que Dios nos da hoy de recibir a Su Hijo como nuestro Salvador personal. Analicemos, pues esta porción.
1.- UNA LUZ QUE LO ALUMBRA TODO (v.9)
Jesús alumbró a la humanidad cuando vino al mundo. El alumbra a los que creen en El, ya que los incrédulos aún viven en tinieblas (3:19) pero de distintas manera Dios continúa hablando al hombre y mostrándose a él (Romanos 1:18-32) Siempre ha habido luz de Dios, sin embargo, para iluminarnos más, Jesús se hizo hombre, y El ilumina hoy a la humanidad a través de sus hijos (Mateo 5:14)
2.- UNA LUZ RECHAZADA (v.10,11)
El mundo rechaza esta luz completamente:
2.1.- El mundo no le conoció (v.10b): Aunque El se ha mostrado al hombre de muchas maneras (Romanos 1:20) el hombre es rebelde de corazón y no quiere reconocer a ese Ser Supremo.
2.2.- Los suyos no le recibieron (v.11): Su pueblo no quiso recibirlo. El hombre hoy, aunque reconoce que necesita cambiar, se niega a recibir la luz de Dios. Son tercos, duros de corazón y continúan rechazando a Jesús.
3.- UNOS HIJOS SOBRENATURALES (v.12,13)
3.1.- Nos hace hijos de Dios (v.12): No todos son hijos de Dios sino los que recibieron (por la fe) a Cristo en su corazón. A los tales, Dios les dio el poder de ser Sus hijos. Todos pueden ser hechos hijos de Dios siempre y cuando cumplan con las condiciones impuestas por El. Cuando le recibimos, recibimos todo lo que Dios ofrece (Romanos 8:32)
3.2.- Características de los hijos de Dios (v.13): Ser hijo de Dios es una transformación espiritual que se logra sólo a través de Jesús. Por eso decimos que somos hijos sobrenaturales. Destaquemos tres declaraciones negativas y una positiva:
3.2.1.- No son engendrados de sangre: La salvación no se hereda, no se transmite por familias, ni por sangre, ni por razas. No nacemos automáticamente en la familia de Dios, nacemos sobrenatural-mente. En el reino de Dios sólo es posible entrar a través de Jesús.
3.2.2.- Ni por voluntad de carne: Así como un niño no nace por voluntad propia, sino porque su padre y su madre se unieron, nadie puede producir el nuevo nacimiento por esfuerzo propio. No podemos regenerarnos a nosotros mismos. Uno puede tener el deseo de cambiar, pero por sí mismo no lo puede lograr, por mucho que se esfuerce.
3.2.3.- Ni por voluntad de varón: El cambio espiritual no se produce por intervención humana, por algo que otro ser humano haga por nosotros. Ningún rito o ceremonia puede producir el cambio espiritual (nuevo nacimiento) No es por voluntad de varón.
3.2.4.- Sino de Dios: Sólo somos engendrados espiritualmente por voluntad divina, no se trata de un proceso físico, sino espiritual. Por eso los hijos de Dios nos comportamos de una forma diferente. Disfrutamos la vida de un modo distinto, y triunfamos sobre las tentaciones.
CONCLUSIÓN: Somos hijos sobrenaturales de Dios desde el momento en que recibimos a Cristo en nuestros corazones y para toda la eternidad. ¿No te gustaría hacerlo hoy?
Texto Bíblico: Juan 1:9-13
Objetivo: Que las personas comprendan que cuando Jesús vino por primera vez al mundo fue rechazado y que ellos tienen hoy la oportunidad de recibirlo.
INTRODUCCIÓN: El apóstol Juan, después de hacer una exposición de la naturaleza divina de Jesús, escribe de Juan el Bautista. No pasemos por alto el contraste entre estos dos hombres. De Jesús se nos dice que era el Dios eterno, el Creador de todas las cosas, la fuente de la vida y luz (v.1-5) De Juan el Bautista se nos dice simplemente que fue un hombre enviado de Dios. De tal forma que decimos que Jesús es la luz que transforma a todo aquel que se acerque a El.
PROPOSICIÓN: A través de esta lección descubrimos la forma de llegar a ser hijos de Dios y la oportunidad que Dios nos da hoy de recibir a Su Hijo como nuestro Salvador personal. Analicemos, pues esta porción.
1.- UNA LUZ QUE LO ALUMBRA TODO (v.9)
Jesús alumbró a la humanidad cuando vino al mundo. El alumbra a los que creen en El, ya que los incrédulos aún viven en tinieblas (3:19) pero de distintas manera Dios continúa hablando al hombre y mostrándose a él (Romanos 1:18-32) Siempre ha habido luz de Dios, sin embargo, para iluminarnos más, Jesús se hizo hombre, y El ilumina hoy a la humanidad a través de sus hijos (Mateo 5:14)
2.- UNA LUZ RECHAZADA (v.10,11)
El mundo rechaza esta luz completamente:
2.1.- El mundo no le conoció (v.10b): Aunque El se ha mostrado al hombre de muchas maneras (Romanos 1:20) el hombre es rebelde de corazón y no quiere reconocer a ese Ser Supremo.
2.2.- Los suyos no le recibieron (v.11): Su pueblo no quiso recibirlo. El hombre hoy, aunque reconoce que necesita cambiar, se niega a recibir la luz de Dios. Son tercos, duros de corazón y continúan rechazando a Jesús.
3.- UNOS HIJOS SOBRENATURALES (v.12,13)
3.1.- Nos hace hijos de Dios (v.12): No todos son hijos de Dios sino los que recibieron (por la fe) a Cristo en su corazón. A los tales, Dios les dio el poder de ser Sus hijos. Todos pueden ser hechos hijos de Dios siempre y cuando cumplan con las condiciones impuestas por El. Cuando le recibimos, recibimos todo lo que Dios ofrece (Romanos 8:32)
3.2.- Características de los hijos de Dios (v.13): Ser hijo de Dios es una transformación espiritual que se logra sólo a través de Jesús. Por eso decimos que somos hijos sobrenaturales. Destaquemos tres declaraciones negativas y una positiva:
3.2.1.- No son engendrados de sangre: La salvación no se hereda, no se transmite por familias, ni por sangre, ni por razas. No nacemos automáticamente en la familia de Dios, nacemos sobrenatural-mente. En el reino de Dios sólo es posible entrar a través de Jesús.
3.2.2.- Ni por voluntad de carne: Así como un niño no nace por voluntad propia, sino porque su padre y su madre se unieron, nadie puede producir el nuevo nacimiento por esfuerzo propio. No podemos regenerarnos a nosotros mismos. Uno puede tener el deseo de cambiar, pero por sí mismo no lo puede lograr, por mucho que se esfuerce.
3.2.3.- Ni por voluntad de varón: El cambio espiritual no se produce por intervención humana, por algo que otro ser humano haga por nosotros. Ningún rito o ceremonia puede producir el cambio espiritual (nuevo nacimiento) No es por voluntad de varón.
3.2.4.- Sino de Dios: Sólo somos engendrados espiritualmente por voluntad divina, no se trata de un proceso físico, sino espiritual. Por eso los hijos de Dios nos comportamos de una forma diferente. Disfrutamos la vida de un modo distinto, y triunfamos sobre las tentaciones.
CONCLUSIÓN: Somos hijos sobrenaturales de Dios desde el momento en que recibimos a Cristo en nuestros corazones y para toda la eternidad. ¿No te gustaría hacerlo hoy?