Hacer la paz, en justicia, por amor
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A nadie le gustan los problemas. ¿A ud. no, verdad? A mi tampoco. Pero los problemas vienen. A veces de afuera. Andrés (6 años) está jugando solo con sus autitos, tranquilo. Llega su hermanita Natalia (4 años). Y de golpe se arma lio. Se perdió la paz...
En la calle hay niños jugando al fútbol, alegres. Pero interviene un grande. y enseguida se descompagina la paz de la calle.
Pero a veces los problemas vienen de adentro de uno. Gonzalo está haciendo un problema de matemáticas. Pasa el tiempo y no sale. El problema es más fuerte. Se enoja, grita, pierde la paz.
La paz es frágil como una flor. Puede romperse, cortarse, marchitarse en cualquier momento. Porque toda paz depende de la armonía y el buen juego de voluntades e intereses distintos. No somos un casillero de refrescos con envases iguales. Somos humanos y humanas y es lógico que haya voluntades e intereses diferentes.
A veces uno/a o muchos/as quieren más para sí y se lo sacan a otros a veces un grupo quiere que los demás piensen, sientan y actúen como ellos. Entonces se quiebra la paz porque se acabó la justicia y el respeto.
La paz es algo más que ausencia de guerras y problemas. Nadie prefiere la paz de los cementerios. Eso es muerte. Y la paz es vida.
La paz es algo que inventó Dios cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu se sintieron a gusto como Personas libres en el amor. La paz fue antes que Adan y Eva y que Cain.
Pero los humanos metieron el pie donde no debían y cayeron. No dejaron vivir a los demás y no estuvieron a gusto consigo mismo. Fue el pecado en el mundo.
Eso pasó en la Conquista y la Colonia, en esta Abia Yala de tantos masacrados, anulados, deshumanizados. Se repitió en las dictaduras de más acá y de más allá hace unas decadas. Ha pasado con Afganistan, Irak, porque el petróleo vale más que la gente y el pensamiento del poderoso es único. A los diferentes hay que descartarlos.
Pasa en lo cotidiano con el machismo violento y discriminativo frente a la mujer. Con los débiles, pobres, inocentes.
El pecado es eso. Perder la paz a costa de la justicia. Engendrar muerte a costa de la vida.
La paz es como el aire que respira Dios. Es vida, amor. La plenitud de ser uno mismo y una misma contagiada, participada, gozada porque a otros le pasa lo mismo. Es Shalom "bien-estar". entre muchos y muchas. Los antiguos hebreos a eso le llamaron "Creación". Jesús le llamará Reino: proyecto de vida para todos y todas.
Los/as metodistas tenemos un legado de Wesley. No podemos esconderlo. No debemos callarlo. Tolerancia, libertad. Más aún respeto que es el comienzo del amor. No cabe duda Wesley vivió "la paz que dió y dejó Jesús".
En la calle hay niños jugando al fútbol, alegres. Pero interviene un grande. y enseguida se descompagina la paz de la calle.
Pero a veces los problemas vienen de adentro de uno. Gonzalo está haciendo un problema de matemáticas. Pasa el tiempo y no sale. El problema es más fuerte. Se enoja, grita, pierde la paz.
La paz es frágil como una flor. Puede romperse, cortarse, marchitarse en cualquier momento. Porque toda paz depende de la armonía y el buen juego de voluntades e intereses distintos. No somos un casillero de refrescos con envases iguales. Somos humanos y humanas y es lógico que haya voluntades e intereses diferentes.
A veces uno/a o muchos/as quieren más para sí y se lo sacan a otros a veces un grupo quiere que los demás piensen, sientan y actúen como ellos. Entonces se quiebra la paz porque se acabó la justicia y el respeto.
La paz es algo más que ausencia de guerras y problemas. Nadie prefiere la paz de los cementerios. Eso es muerte. Y la paz es vida.
La paz es algo que inventó Dios cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu se sintieron a gusto como Personas libres en el amor. La paz fue antes que Adan y Eva y que Cain.
Pero los humanos metieron el pie donde no debían y cayeron. No dejaron vivir a los demás y no estuvieron a gusto consigo mismo. Fue el pecado en el mundo.
Eso pasó en la Conquista y la Colonia, en esta Abia Yala de tantos masacrados, anulados, deshumanizados. Se repitió en las dictaduras de más acá y de más allá hace unas decadas. Ha pasado con Afganistan, Irak, porque el petróleo vale más que la gente y el pensamiento del poderoso es único. A los diferentes hay que descartarlos.
Pasa en lo cotidiano con el machismo violento y discriminativo frente a la mujer. Con los débiles, pobres, inocentes.
El pecado es eso. Perder la paz a costa de la justicia. Engendrar muerte a costa de la vida.
La paz es como el aire que respira Dios. Es vida, amor. La plenitud de ser uno mismo y una misma contagiada, participada, gozada porque a otros le pasa lo mismo. Es Shalom "bien-estar". entre muchos y muchas. Los antiguos hebreos a eso le llamaron "Creación". Jesús le llamará Reino: proyecto de vida para todos y todas.
Los/as metodistas tenemos un legado de Wesley. No podemos esconderlo. No debemos callarlo. Tolerancia, libertad. Más aún respeto que es el comienzo del amor. No cabe duda Wesley vivió "la paz que dió y dejó Jesús".
