Gál. 5:22-25 (Virtudes del Espíritu - Valores de nuestro mundo)
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Gálatas 5: 22-25.
Virtudes del Espíritu - Valores de nuestro mundo.
En momentos decisivos: saber elegir.
En momentos claves de la vida de las personas nos planteamos cuáles son las cosas verdaderamente importantes, aquellas que guiarán nuestras acciones, nuestro esfuerzo y nuestro desvelo.
Leer acá los dones del texto nuevamente.
Confrontamos distintos valores que se presentan a nuestra vida como necesarios y buenos para ser vividos.
Los valores de nuestro mundo: poder, fuerza, dominio, dinero, status, excelencia, primacía.
Tienen en común que en todos los casos el centro y móvil de todos ellos es estar un poco por encima de los demás, un poco más adelante, un poco más rápido, un poco más fuerte. Aunque sea un poco pero siempre por encima de los demás.
Camino hacia la infelicidad.
Construir una vida sobre tales valores es un camino a una vida vivida en la infelicidad. Los demás seres humanos no serán ya posibles hermanos o compañeros de vida sino competidores que tengo que envidiar y superar.
Camino hacia el fracaso de todo proyecto humano. Una forma de vida así conduce al fracaso de todo proyecto humano. Porque destruye toda relación. Y no podemos vivir dos vidas, una hacia afuera y otra hacia adentro para con nuestros seres queridos. Cuando nuestra vida está alentada por esos valores de competencia también se llevan al seno de las relaciones con los más queridos. Problemas padres e hijos, entre amigos, en la pareja, con los familiares.
¿Cuántas veces aparecen los dones del Espíritu mencionados en el texto de Gálatas en nuestras oraciones?
Gal 5: 22-25.
Los frutos o valores que el Espíritu Santo obra en nosotros.
Son los frutos que el Espíritu pone en la vida del creyente para seguir en los pasos de Jesucristo.
Amor: Es un sentimiento de corazón, mente y vida que nos impulsa a amar a todas las personas, aún a los enemigos.
Alegría: Es poder gozar de la presencia de Dios, de las cosas que Dios nos ha dado y de la presencia de nuestros hermanos.
Paz: Que nos es sólo ausencia de la guerra, sino la tranquilidad y serenidad en el alma que nos dan seguridad y plenitud. Fruto que nos libra de temores, alarmas o presentimientos que pueden acecharnos.
Paciencia: poder esperar, tranquila y serenamente, a los otros seres humanos. Es en su sentido profundo también soportar.
Amabilidad y bondad: dones tan preciados por permitirnos una buena relación con los demás seres humanos en el trato y la convivencia. Y necesitamos una bondad que sea amable pero también firme. No es ser bonachón.
Fidelidad: Es lealtad a cumplir prontamente con lo prometido. Es ser confiable para otros, no una persona que despierte dudas o sospechas.
Humildad: Es humildad para someterse a la voluntad de Dios y capacidad de no considerarnos más o importantes por ninguna condición de nuestra vida.
Dominio propio: o templanza, es en espíritu que tiene dominio sobre sus deseos e inclinaciones al placer. Esta virtud hace a la
Gálatas 5: 22-25.
persona dueña de si. Si no podemos dominar nuestros deseos nuestra libertad puede transformarse en un caos.
A veces hasta nos resulta difícil dejar de comer algo que nos hace mal o nos aumenta de peso, imaginemos lo que pasa con aquellos deseos más indómitos si no sabemos disciplinarlos.
Son los frutos o virtudes que producen una vida equilibrada, volcada hacia los demás, poniéndonos debajo de los demás en lugar de encima de ellos.
Frutos que es Cristo viviendo en la vida de cada creyente.
¿Cuántas veces oramos pidiendo a Dios estos dones del Espíritu?
Nuestra oración incluye sin falta nuestras necesidades, la familia, el país, la iglesia, los enfermos.
Pero no es común escuchar oraciones pidiendo por estos dones que nos señala el texto de Gálatas.
Llamado a orar por estos dones.
Son estos frutos los que nos permiten disfrutar la vida y hacer de ella algo agradable y digno de ser vivida.
Virtudes del Espíritu - Valores de nuestro mundo.
En momentos decisivos: saber elegir.
En momentos claves de la vida de las personas nos planteamos cuáles son las cosas verdaderamente importantes, aquellas que guiarán nuestras acciones, nuestro esfuerzo y nuestro desvelo.
Leer acá los dones del texto nuevamente.
Confrontamos distintos valores que se presentan a nuestra vida como necesarios y buenos para ser vividos.
Los valores de nuestro mundo: poder, fuerza, dominio, dinero, status, excelencia, primacía.
Tienen en común que en todos los casos el centro y móvil de todos ellos es estar un poco por encima de los demás, un poco más adelante, un poco más rápido, un poco más fuerte. Aunque sea un poco pero siempre por encima de los demás.
Camino hacia la infelicidad.
Construir una vida sobre tales valores es un camino a una vida vivida en la infelicidad. Los demás seres humanos no serán ya posibles hermanos o compañeros de vida sino competidores que tengo que envidiar y superar.
Camino hacia el fracaso de todo proyecto humano. Una forma de vida así conduce al fracaso de todo proyecto humano. Porque destruye toda relación. Y no podemos vivir dos vidas, una hacia afuera y otra hacia adentro para con nuestros seres queridos. Cuando nuestra vida está alentada por esos valores de competencia también se llevan al seno de las relaciones con los más queridos. Problemas padres e hijos, entre amigos, en la pareja, con los familiares.
¿Cuántas veces aparecen los dones del Espíritu mencionados en el texto de Gálatas en nuestras oraciones?
Gal 5: 22-25.
Los frutos o valores que el Espíritu Santo obra en nosotros.
Son los frutos que el Espíritu pone en la vida del creyente para seguir en los pasos de Jesucristo.
Amor: Es un sentimiento de corazón, mente y vida que nos impulsa a amar a todas las personas, aún a los enemigos.
Alegría: Es poder gozar de la presencia de Dios, de las cosas que Dios nos ha dado y de la presencia de nuestros hermanos.
Paz: Que nos es sólo ausencia de la guerra, sino la tranquilidad y serenidad en el alma que nos dan seguridad y plenitud. Fruto que nos libra de temores, alarmas o presentimientos que pueden acecharnos.
Paciencia: poder esperar, tranquila y serenamente, a los otros seres humanos. Es en su sentido profundo también soportar.
Amabilidad y bondad: dones tan preciados por permitirnos una buena relación con los demás seres humanos en el trato y la convivencia. Y necesitamos una bondad que sea amable pero también firme. No es ser bonachón.
Fidelidad: Es lealtad a cumplir prontamente con lo prometido. Es ser confiable para otros, no una persona que despierte dudas o sospechas.
Humildad: Es humildad para someterse a la voluntad de Dios y capacidad de no considerarnos más o importantes por ninguna condición de nuestra vida.
Dominio propio: o templanza, es en espíritu que tiene dominio sobre sus deseos e inclinaciones al placer. Esta virtud hace a la
Gálatas 5: 22-25.
persona dueña de si. Si no podemos dominar nuestros deseos nuestra libertad puede transformarse en un caos.
A veces hasta nos resulta difícil dejar de comer algo que nos hace mal o nos aumenta de peso, imaginemos lo que pasa con aquellos deseos más indómitos si no sabemos disciplinarlos.
Son los frutos o virtudes que producen una vida equilibrada, volcada hacia los demás, poniéndonos debajo de los demás en lugar de encima de ellos.
Frutos que es Cristo viviendo en la vida de cada creyente.
¿Cuántas veces oramos pidiendo a Dios estos dones del Espíritu?
Nuestra oración incluye sin falta nuestras necesidades, la familia, el país, la iglesia, los enfermos.
Pero no es común escuchar oraciones pidiendo por estos dones que nos señala el texto de Gálatas.
Llamado a orar por estos dones.
Son estos frutos los que nos permiten disfrutar la vida y hacer de ella algo agradable y digno de ser vivida.