Entonces Dios me dijo: Haciendo payasadas

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Se lo pasan rompiendo las calles en el centro de la ciudad. Una semana uno sale del estacionamiento, dobla a la derecha, baja por Corrientes, dobla a la izquierda y ya está en camino a casa. A la semana siguiente sale del estacionamiento, dobla a la derecha, veinte metros... cortado. Ni señales, ni avisos cuatro pilares de concreto atravesados en el medio de la calle. Así que: marcha atrás, a buscar otro camino a casa.

Toc-toc en el techo del auto. Bajo el vidrio de la ventanilla. ¿Quién podía ser...?
Así que le dije:

- "¡Hola, Dios!"

- "¿Problemas?", preguntó.

- "Pilares", dije.

- "No te entiendo".

- "No estaban ahí la semana pasada", le dije.

- "La vida está llena de sorpresas", dijo."Tenés que aprender a vivir con lo inesperado."

- "Apenas me estoy empezando a acostumbrar a que vos te aparezcas sin anunciarte", dije. "Dejame dar vuelta el auto".

Dios se quedó parado en el pavimento, sonriéndome como un tonto mientras yo trataba de hacer un giro de noventa grados en la calle angosta. Realmente me molestó, así que se lo dije.

- "A veces me parece que todo lo que hacés es reírte de los problemas y las luchas que tenemos los seres humanos."

- "No grites", dijo Dios. "La gente te está mirando."

- "No me importa", dije. "Que sepan la verdad. Nos hiciste nada más que
para divertirte, para poder practicar las bromas de la naturaleza con nosotros y reírte de nuestras desgracias. No sos nada más que el Gran Payaso del Cielo, siempre esperando para agarrarnos con los pantalones abajo."

- "Fascinante", dijo Dios. "La gente se lo pasa diciendo que tengo que cambiar mi imagen, pero ésa es una que no se me había ocurrido.
¿Qué hay de malo en ser un payaso después de todo?"

- Le dije: "Es humillante."

- "¿Para quién?", dijo.

- "¿Cómo «para quién?»? ¿De quién estoy hablando?"

- "De la gente", dijo, "con los pantalones abajo."

Simplemente no me entendía. Tuve que volver a gritar para hacerlo comprender.

- "Estoy hablando de vos", dije. "Vos, Dios, que te aprovechás de nuestra inocencia, te burlás de nuestra ignorancia, te reís cuando nos va mal."

Pareció desilusionado.

- "No estás hablando en serio,¿no?", dijo. "¿De verás creés eso? ¿Nunca te caíste y te volviste a levantar?"

- "Es que yo..."

- "Mirá ahora, por ejemplo", continuó. "Fuiste en una dirección, no
pudiste pasar, das vuelta y probás de ir por otro lado."

- "Pero es un esfuerzo", dije.

- "Y ¿cuándo vas a aprender?", dijo Dios. "Así son las cosas. Es el esfuerzo el que te mete en la cabeza la verdad. La lucha y la búsqueda de respuestas ayudan a crecer a las personas... Vos no vas a volver a tomar ese camino, ¿no es cierto?"

- "No estoy tan seguro de eso", dije.

- "Y dale, otra vez", dijo. "¿Sabés una cosa? La única razón por la que ustedes me acusan de reírme de sus desgracias es porque así tienen una buena excusa para su propio derrotismo. Se tiran al suelo y después me tironean a mí para que les haga compañía. Bueno, por supuesto, Dios es un payaso si ustedes lo son."

- "Para eso estamos hechos a la imagen de Dios", dije. Me di cuenta que era una grosería, pero él no pareció preocuparse por eso.

"Me suena", dijo, "como que ustedes piensan que ser humano es una buena excusa para fracasar."

- "Y ¿no es así?", pregunté.

- "¡Qué pregunta tonta!", respondió. "Por supuesto que no. Ser humano es tener posibilidades."

Me dejó que yo lo pensara un momento. Después dijo:

- "Pero no se mejora a la gente poniéndose uno en un pedestal. Vos me ves como un payaso, ¿no es cierto? Lo que ves es un reflejo de tu propia locura. ¿No la reconociste?"

- "¿Eso es todo?", dije.

- "No, no lo es. ¿Por qué te parece que yo elegí identificarme con la fragilidad y la estupidez humanas?"

Esperó la respuesta, pero yo no tenía ninguna preparada.

- "Quiero que sepas", dijo, "que estoy siempre dispuesto a responder a tus necesidades, a aliviar tus ansiedades..."

Y de repente encontré una palabra:

- ¿CÓMO?

Y Dios dijo:

- "Las comparto y las comprendo."

¿Me estaba insinuando que yo no serviría para nada a los demás a no ser que estuviera preparado para ponerme en su lugar?
Le dije:

- "¿Estás tratando de contarme la vieja historia del hombre Jesús, de quien algunos dicen que era Dios en forma humana?"

Y el dijo: "Como gustes. ¿De qué sirve la divinidad a no ser que se pueda calzar los zapatos de la humanidad?"

- "¿Aunque sean los zapatos de un payaso?", dije.

Y Dios arrugó la nariz y dijo: "No son zapatos, ¡SON BOTINES!"

Título original: "So God said to me" (Capítulo 12,"Clowning")
© Richard Adams

Guiones para Anglia Television, Gran Bretaña, 1978, autorizados exclusivamente para la Red de Liturgia y Educación Cristiana CLAI-CELADEC autorizada por el autor, mayo 2002.

Traducción y adaptación: Pablo Sosa
© Para la versión en español Red de Liturgia y Educación Cristiana CLAI-CELADEC

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