En Cristo podemos descansar
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“ Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde así encontrarán descanso. Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.” (San Mateo 11:28-30)
En una reunión de trabajo en la oficina de proyectos de ingeniería en la que laboraba, el arquitecto me mostró un plano que había realizado para una comunidad cristiana. Este proyecto, tenía la particularidad de que era un templo. Una cosa que me impactó, y que se salía de todo lo convencional, era que detrás del altar había una gran columna que él había diseñado en forma de cruz . Todas las vigas que soportaban al techo del templo convergían hacia la cruz. El comentario que surgió en esa reunión fue: “Toda la carga de la Iglesia descansa sobre la cruz”. ¡Que gran verdad!. Aunque la Iglesia no es un templo, esa declaración sirvió de base para iniciar un buen estudio bíblico entre las personas que trabajaban conmigo en esa empresa.
La Iglesia no es el edificio, es un cuerpo vivo y dinámico formado por personas llamadas por el mensaje del Evangelio que les ha sido proclamado, y han sido incorporadas a la Iglesia por medio del bautismo. Cristo es la cabeza de ese cuerpo. Decía Lutero acerca de la Iglesia: “Son los corderillos que escuchan la voz de su Buen Pastor”. Jesucristo es ese Buen Pastor que vino: “Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” (San Juan 3:16-17) Jesús llevó sobre la cruz el peso de las aflicciones y del pecado de toda la humanidad: “fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros”.(Isaías 53:5,6) .El nos rescató del pecado y de la muerte.
¿Cuántas veces ignoramos y no tomamos en cuenta estas verdades de Dios? ¿Cuantas veces damos asentimiento intelectual a todas estas verdades del Evangelio, más en la práctica nos refugiamos en lo que creemos que podemos hacer por nosotros mismos?. Vivimos y estamos cargados de tantas cosas y no se las confiamos al Señor. Las cargas las queremos llevar nosotros , incluso las de la Iglesia. Pensamos que podemos llevar adelante los proyectos con nuestras propias fuerzas, con nuestros recursos intelectuales y económicos sin tomar en cuenta Quien es el que edifica. ¡No hay error y pecado más grande!. El salmista declara: “Si el Señor no construye el templo, de nada sirve que trabajen los constructores si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los centinelas. De nada sirve trabajar de sol a sol y comer pan un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da a sus amigos mientras duermen”. (Sal 127: 1,2) Cristo es nuestro descanso por eso dice: “Vengan a mi ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar”. ¿Sobre EL descansa nuestra confianza?. Recordemos aquel himno que dice: “En la cruz, en la cruz do primero vi la luz y las manchas de mi alma El lavó. Fue allí por fe do vi a Jesús y siempre feliz con El seré” . Vayamos pues a Jesús que viene en su Palabra y Sacramento , recordando que “toda la carga de la Iglesia descansa sobre la cruz”, y las de la humanidad también.
Amén.
En una reunión de trabajo en la oficina de proyectos de ingeniería en la que laboraba, el arquitecto me mostró un plano que había realizado para una comunidad cristiana. Este proyecto, tenía la particularidad de que era un templo. Una cosa que me impactó, y que se salía de todo lo convencional, era que detrás del altar había una gran columna que él había diseñado en forma de cruz . Todas las vigas que soportaban al techo del templo convergían hacia la cruz. El comentario que surgió en esa reunión fue: “Toda la carga de la Iglesia descansa sobre la cruz”. ¡Que gran verdad!. Aunque la Iglesia no es un templo, esa declaración sirvió de base para iniciar un buen estudio bíblico entre las personas que trabajaban conmigo en esa empresa.
La Iglesia no es el edificio, es un cuerpo vivo y dinámico formado por personas llamadas por el mensaje del Evangelio que les ha sido proclamado, y han sido incorporadas a la Iglesia por medio del bautismo. Cristo es la cabeza de ese cuerpo. Decía Lutero acerca de la Iglesia: “Son los corderillos que escuchan la voz de su Buen Pastor”. Jesucristo es ese Buen Pastor que vino: “Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.” (San Juan 3:16-17) Jesús llevó sobre la cruz el peso de las aflicciones y del pecado de toda la humanidad: “fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros”.(Isaías 53:5,6) .El nos rescató del pecado y de la muerte.
¿Cuántas veces ignoramos y no tomamos en cuenta estas verdades de Dios? ¿Cuantas veces damos asentimiento intelectual a todas estas verdades del Evangelio, más en la práctica nos refugiamos en lo que creemos que podemos hacer por nosotros mismos?. Vivimos y estamos cargados de tantas cosas y no se las confiamos al Señor. Las cargas las queremos llevar nosotros , incluso las de la Iglesia. Pensamos que podemos llevar adelante los proyectos con nuestras propias fuerzas, con nuestros recursos intelectuales y económicos sin tomar en cuenta Quien es el que edifica. ¡No hay error y pecado más grande!. El salmista declara: “Si el Señor no construye el templo, de nada sirve que trabajen los constructores si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los centinelas. De nada sirve trabajar de sol a sol y comer pan un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da a sus amigos mientras duermen”. (Sal 127: 1,2) Cristo es nuestro descanso por eso dice: “Vengan a mi ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar”. ¿Sobre EL descansa nuestra confianza?. Recordemos aquel himno que dice: “En la cruz, en la cruz do primero vi la luz y las manchas de mi alma El lavó. Fue allí por fe do vi a Jesús y siempre feliz con El seré” . Vayamos pues a Jesús que viene en su Palabra y Sacramento , recordando que “toda la carga de la Iglesia descansa sobre la cruz”, y las de la humanidad también.
Amén.