El hombre en el pozo

0
Un hombre cayó en un pozo, pero por más esfuerzos que hacía, no lograba salir de él. Comenzó a pedir auxilio. Los que pasaban por allí, al escuchar sus gritos se asomaban para ver qué sucedía, y desde arriba cada uno aconsejaba al hombre de manera diferente. Unos le decían que confiara en Dios y que tuviera paciencia, que Él lo sacaría. Otros se lamentaban e incluso algunos lloraban por lo que había ocurrido y se marchaban diciendo que lo tendrían presente en sus oraciones. Había quienes le reprochaban su irresponsabilidad y su falta de atención al caminar, sin fijarse por dónde iba, y le daban largos sermones de moralidad. Algunos intentaban ayudarle diciéndole desde arriba lo que tenía que hacer para salir, pero como no conseguía hacerlo solo, se enfadaban y se marchaban diciendo que si no salía era porque él no quería. Había otros que tenían tanta prisa, que no tenían tiempo para ayudarlo.

Así, unos tras otros, iban asomándose a la boca del pozo. El hombre estaba desesperado. Todo eran palabras y más palabras, pero él seguía en el hoyo. Se le quitaron las ganas de pedir auxilio porque la ayuda que recibía de los hombres le hundía más en el agujero.

Pasó días en esa profunda depresión. Hasta que se asomó una persona, que en lugar de hablar desde allí arriba, puso una escalera, bajó hasta dónde estaba él, le preguntó cómo se encontraba y le ayudó a salir de ahí. No supo cómo darle las gracias. Sólo pudo decirle: "Si Dios existe, no creo que sea muy diferente de usted".

Tomado de www.fundaciondiakonia.org.ar

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.