El establo: una posada para el Rey

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"Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales,
Y lo acostó en un pesebre,
Porque no había lugar para ellos en el mesón"
(Lucas 2:7)

María tuvo el gran privilegio de dar a luz al Hijo de Dios, en un establo ya que, en la posada no les quisieron alquilar un aposento, por está razón, tuvieron que pasar la noche en ese frío y maloliente lugar.

Al meditar en el lugar que tuvo que nacer Cristo, no puedo dejar de pensar en el dueño de la posada.

- ¿Cómo es posible que le negara un espacio a una mujer embarazada y que estaba a punto de dar a luz?

- ¿No le interesaba la gente pobre?

- ¿Nunca le enseñaron lo que es tener compasión y amor por el prójimo?

- ¿Se daría cuenta que había enviado a Dios a pasar frío?

Le negó al Rey del Cielo un lugar digno donde nacer. Pero, eso no fue obstáculo para que naciera el Salvador del mundo esa noche en Belén, porque los planes de Dios nadie puede detenerlos.

"Cristo, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó así mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres"
(Filipenses 2:6-7)

Así, empezó Dios su plan de redención: humillándose así mismo, y siendo obediente a Su Padre.

El Creador del Mundo,
Envuelto en pañales.
El omnipotente impotente en el regazo de María.
La voz que creó el universo,
Cantando con el llanto de un bebé
José tomándolo, en sus brazos y diciéndole:
"Te llamarás Jesús."

Que momentos más hermosos vivieron esa pareja en ese pesebre. Dios había cumplido su promesa de hacerse hombre para morir por nuestros pecados y darnos vida eterna en Nombre de Jesús y así rescatarnos del infierno.

Por eso los cristianos celebramos la navidad de una manera espiritual, porque le hemos permitido a Cristo nacer en nuestro corazón.

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
(Lucas 2:14)

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