EL AMOR ES MAS FUERTE QUE LA MUERTE
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En una noche frívola cuando la luna se vistio de carmesí y el silencio aturdia en el espacio, un retoño de esperanza se germina en lo profundo de mi alma, La luz del eterno ilumina mi rostro, mis pies y todas las densas tinieblas que carcomían mi corazón. Ahora reposando en su regazo, recostado en su pecho escucho el latir de su corazón el cual me obsequia paz y gozo. Es en este lugar donde me encuentro conmigo mismo, con el y con lo que un día fui antes de florecer en el vientre de mi madre, cuando la voz de mi amado impulsaba como un motor mi esencia y sus ojos iluminaban mis pensamientos, no había día, no había noche, no había tiempo ni espacio tan solo todo era un instante.
Muchos hoy se preguntaran, como yo me pregunte alguna vez. ¿QUÉ ES EL AMOR CUANDO LA MUERTE NOS ASEDIA?
Es como vaso de agua en los labios del sediento, es la armadura de un guerrero en medio de la batalla, son las manos fuertes levantando al débil, es el canto del Espíritu de Dios a el alma acongojada, es la lluvia en el desierto, una noche clara para el caminante, una flor en medio del rastrojo, la esperanza del desesperado, es el fuego consumiendo el bosque, es como un día soleado después de tanta lluvia, es como recoger una cosecha después de tanta escasez, es como la cicatrización de una herida, es como el recuerdo hermoso de una bella ocasión, es como el poder de muchas aguas recorriendo su cauce, ¡así es el amor cuando la muerte nos asedia!
De esto supe cuando sentía que agonizaba, cuando todo era vetusto, descolorido y fútil.
En medio del terror una mano me sostuvo evitando mi caída al profundo abismo donde las sombras asedian sin compasión, esa misma mano fuerte, frágil y amorosa, levanto mi rostro, fue allí cuando mire al cielo y comprendí que solo no me hallaba pues aquel que con sus manos sostiene la tierra, riega los campos secos y los convierte en verdes prados, aquel que con solo levantar su voz ordena la lluvia y hace que las estrellas se agrupen en constelaciones y aparezcan todas la noches, aquel también guardara mi alma y me conducirá siempre por el camino de los justos.
Muchos hoy se preguntaran, como yo me pregunte alguna vez. ¿QUÉ ES EL AMOR CUANDO LA MUERTE NOS ASEDIA?
Es como vaso de agua en los labios del sediento, es la armadura de un guerrero en medio de la batalla, son las manos fuertes levantando al débil, es el canto del Espíritu de Dios a el alma acongojada, es la lluvia en el desierto, una noche clara para el caminante, una flor en medio del rastrojo, la esperanza del desesperado, es el fuego consumiendo el bosque, es como un día soleado después de tanta lluvia, es como recoger una cosecha después de tanta escasez, es como la cicatrización de una herida, es como el recuerdo hermoso de una bella ocasión, es como el poder de muchas aguas recorriendo su cauce, ¡así es el amor cuando la muerte nos asedia!
De esto supe cuando sentía que agonizaba, cuando todo era vetusto, descolorido y fútil.
En medio del terror una mano me sostuvo evitando mi caída al profundo abismo donde las sombras asedian sin compasión, esa misma mano fuerte, frágil y amorosa, levanto mi rostro, fue allí cuando mire al cielo y comprendí que solo no me hallaba pues aquel que con sus manos sostiene la tierra, riega los campos secos y los convierte en verdes prados, aquel que con solo levantar su voz ordena la lluvia y hace que las estrellas se agrupen en constelaciones y aparezcan todas la noches, aquel también guardara mi alma y me conducirá siempre por el camino de los justos.