Ejemplo de aplicación de pasos de interpretación bíblica
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Aplicación de los pasos hermenéuticos a un texto bíblico, a partir de la situación de las mujeres.
-Lucas 8.43-48 (desde la perspectiva de la mujer)
¿Qué importancia tendría la situación detrás de cada uno de los sujetos para la interpretación de este texto bíblico?
Acto primero de la “circularidad hermenéutica”: Partir de la experiencia concreta, es decir de la vivencia de fe en una condición real:
El machismo es una actitud derivada de la supuesta supremacía masculina sobre lo femenino, que justifica la marginación de la mujer. Es un acto de dominación, de ejercicio del poder, por parte del varón sobre la mujer en lo sexual y en lo político, económico y cultural, que son su correlato. El machismo se manifiesta mediante un sistema ideológico, jurídico, institucional y económico.
El machismo, de esta manera, ha construido una imagen estereotipada de la mujer, con la cual ellas deben identificarse. De no hacerlo, se las considera rebeldes e inadaptadas.
El hombre debe ser: rudo, frío, polígamo, intelectual, fuerte, racional, feo, apegado a los negocios y la vida pública, seguro, independiente, etc.
La mujer debe ser suave, sentimental, intuitiva (no intelectual), débil, impulsiva, bonita, autónoma, monógama, apegada a la casa, histérica, cobarde y llorona, maternal, sumisa, dependiente, etc.
Ideas y prejuicios que traen como consecuencias marginación y agresión sico-física de la mujer, en diversos planos:
1. Concepción de la mujer como objeto sexual, objeto de placer.
2. Establecimiento de privilegios económicos, políticos, jurídicos, laborales a favor del hombre.
3. Exclusión de la mujer de las decisiones más importantes a todo nivel, político, militar, de desarrollo, etc., decisiones que, a su vez, influyen sobre las mujeres.
4. Impedimento a las mujeres a causa de las presiones y prejuicios sociales, de decidir acerca de su sexualidad y de optar o no por el matrimonio y la maternidad.
5. Práctica de una doble moral. Una masculina, que acepta e incluso anima al hombre a ser infiel. Una femenina, según la cual ésta debe guardar fidelidad absoluta o de lo contrario ser mal vista ante la sociedad.
6. El maltrato físico que sufren las mujeres.
7. La limitación consciente de sus oportunidades de acceso a una preparación técnica y científica y a la participación política plena en razón de su sexo.
8. La negación de su acceso al “mundo público” y su relegamiento a la esfera de la familia como ama de casa.
Las mujeres participan activamente en la generación de riqueza, pero sólo reciben una parte muy reducida del ingreso. Su oportunidad de acceso a puestos de dirección o de gran responsabilidad sigue limitada a un escaso número de ocupaciones. Se cuestiona su falta de calificación, pero, por otro lado se le limita para que la obtenga. Persiste una clara división del trabajo por razón del sexo. En general, los trabajos realizados por hombres son mejores pagados que el de las mujeres. El analfabetismo y los bajos niveles de instrucción, históricamente han afectado más a la mujer ya que se la considerado inferior intelectualmente. Generalmente las mujeres casadas trabajan más horas en el hogar, además de su trabajo fuera, que sus maridos, a causa de la distribución de las tareas domésticas y la concepción que se tiene del papel que corresponde a cada sexo.
Las mujeres no intervienen generalmente en la formulación de políticas de sanidad. Por esta razón, los responsables de elaborarlas descuidan las necesidades específicas de la mujer y principalmente en materia de protección a la maternidad y el riego al que se expone un alto índice de mujeres a causa del aborto. Por otra parte, el que se conciba a la mujer como esencialmente reproductora, influye en que éstas tengan hijos sin el tiempo suficiente para recuperarse entre el nacimiento de uno y otro, por lo que su salud en general es mala. La escasa asistencia médica en el parto también incide en las altas tasas de mortalidad materna que se dan principalmente en los países subdesarrollados.
En la legislación la mujer se encuentra privada de todo derecho de administración de los bienes familiares, se la excluye de los negocios, reservando estas funciones al marido. El Estado impone la transmisión del nombre del padre a los hijos. Si bien la legislación de las últimas décadas intenta morigerar la posición históricamente desfavorable de la mujer, la igualdad de sexos, en la mayoría de los casos, no trasciende el plano formal.
El ajuste neoliberal aplicado drásticamente por el Gobierno del presidente Menem (1989-1999), afecta principalmente a la población femenina de los sectores más excluidos. En este contexto, las mujeres funcionan como fuerza laboral secundaria y marginal utilizada por el sector empresario para bajar los costos de producción, El retiro del Estado de los servicios sociales salud, transporte, educación, etc. ha significado un incremento del trabajo doméstico a través del cual la mujer trata de compensar estas carencias. Esta sobrecarga de obligaciones laborales y domésticas tiene su costo en el descanso, la salud, la Capacitación y la posibilidad de participación política y el acceso a los demás derechos civiles y políticos de la mujer. Costos que se van a reflejar en su calificación a la hora de ser iguales en el mercado.
La pobreza y las políticas de ajuste impactan de manera directa en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo. La crisis implica una creciente oferta de trabajadoras mujeres, de baja calificación y con poca experiencia laboral, que salen a buscar trabajo como recurso para compensar una situación familiar de carencia extrema. Como en otros países en desarrollo, las mujeres constituyen la mayoría de los pobres, fenómeno conocido como "feminización de la pobreza".
En Argentina, las estadísticas oficiales (INDEC) brindan un panorama parcial, pero puede ser de utilidad incluir algunas cifras:
- Las mujeres constituyen el 51 .1% de la población total (17 millones sobre 33)
- A fines de los ''80 y principios de los ''90, aumentan los hogares con jefatura femenina en todo el país (aprox 32.1%), este aumento es general e involucra sectores pobres y no pobres, pero en el sector de pobres estructurales, ha aumentado un 44%
- Los hogares con jefatura femenina en todo el país, se concentran en el Noroeste (42.8%) y en el noroeste (41.8%)
- Del total de jefas de hogar, más de la mitad corresponde al estrato de trabajadoras marginales.
No menos discriminatorias y gravísimas por sus consecuencias sociales e individuales son las condiciones de ejercicio de la sexualidad y las limitaciones de los derechos reproductivos, que no garantizan el acceso a una anticoncepción segura y eficaz. En 1986 se derogó la legislación que prohibía la prestación de servicios de anticoncepción. Sin embargo, los intentos legislativos contemplando políticas de planificación familiar en los últimos años no tuvieron mayor trascendencia y la anticoncepción continúa siendo inaccesible -cultural y económicamente- a la mayoría de las mujeres, y en particular, a las de menores recursos.
La ausencia de una política estatal en esta área está estrechamente relacionada con el alto número de abortos registrados en el país. Distintas estimaciones coinciden en que se producen más de 350.000 por año, la mayoría de las veces en condiciones de alto riesgo, ya que en la legislación argentina la interrupción de un embarazo es considerada un delito penal. El índice de mortalidad en los abortos es aproximadamente del 1 por mil, constituyéndose en la principal causa de muerte materna, y afectando desproporcionadamente a las mujeres de sectores más bajos, ya que son quienes tienen mayores dificultades para acceder a las técnicas anticonceptivas. La mayor vulneración de sus derechos se produce en los impedimentos para el ejercicio de su sexualidad y las limitaciones en los derechos reproductivos.
Mientras en Argentina no haya programas de salud reproductiva, que brinden información y asistencia gratuita y segura, mientras haya olvidos o existan violencia, violaciones o Incesto, habrá embarazos no deseados.
La violencia y la discriminación contra la mujer se expresa en diversos aspectos, sólo por el hecho de ser mujeres. Se ejerce en el ámbito doméstico, provocada por patrones de una cultura patriarcal que se manifiesta en todo tipo de opresión: desde ser violentadas sexualmente, hasta la conculcación de sus derechos, tales como: transgresión de los deseos, motivaciones y libertad omisión, ofensa, discriminación, descalificación, uso no permitido de su cuerpo e intromisión en su sexualidad. Si bien no hay estadísticas fehacientes, se supone que una mujer de cada cinco, sufre algún tipo de violencia doméstica.
La crisis ha tenido un efecto diferencial sobre las mujeres, sometidas a mecanismos discriminatorios en razón de su clase, etnia, género o edad, que se manifiesta en:
El proceso de toma de decisiones, que incide directamente sobre ella y sus familiares. La persistencia de importantes diferencias entre la condición jurídica, política, económica y social entre la mujer y el hombre. La participación limitada en el campo laboral, la discriminación salarial y la segregación ocupacional, que caracteriza la incorporación y permanencia en el mercado de trabajo. La dificultad para el acceso a empleos bien remunerados y en condiciones de estabilidad. La reducción en el acceso a servicios esenciales, que fueron traspasados en su mayoría a las unidades domésticas. La cada vez mayor Migración de mujeres del campo a la ciudad, en busca de mayor salario y de mejores condiciones de salud y educación La pérdida del acceso a la salud, especialmente a la reproductiva, a la educación y a la cultura, que aseguran las bases esenciales de una buena calidad de vida. El sometimiento a campañas publicitarias especialmente dirigidas a las mujeres, que conducen a asumir patrones de consumo inadecuados, contaminantes y en muchas oportunidades, fuera de las posibilidades económicas de las mismas.
Acto segundo: Análisis de la Palabra a la luz de una experiencia en un contexto particular:
El relato de la hija de Jairo que muere a los doce años va unido al de la hemorroísa (mujer con desarreglo menstrual y, por tanto, estéril), de Lc 8:43-48. Las dos pacientes son judías, pertenecen a Israel y están condenadas a la esterilidad o a la muerte, respectivamente. En ambos casos, Jesús hace posible la vida plena (cortando el flujo de sangre o devolviendo la vida), una vida que lleva consigo la fecundidad, que no pudo otorgarles la sinagoga, corazón del sistema judío, en cuyo seno la hemorroísa estuvo enferma sin remedio y la hija de Jairo se agravó tanto en su enfermedad que terminó muriendo.
La actuación con poder de Jesús es universal no tiene fronteras de religión o grupos étnicos. Mira al hombre, de cualquier sexo, edad o condición social. Va dirigida a individuos o grupos humanos al cuerpo entero, a algu-nos de sus órganos más representativos, a su mente y a la totalidad de la persona no se limita solo a curar la enfermedad física o psíquica, sino que remedia carencias (hambre, como en el milagro de los panes y los peces) o salva de peligros (sucumbir en el mar, como cuando detiene la tempestad).
Los milagros de Jesús son, por tanto, modelo de su actuación de cara a una sociedad dividida en clases antagónicas (judíos y paganos), que ha creado un mundo de marginación dentro del sistema (enfermos de todas clases, a veces, como el leproso, alejados no sólo de los hombres, sino también de Dios, por el mero hecho de ser enfermos), y que ha dejado fuera del alcance de la salvación a los paganos (excluidos del sistema religioso de Israel), dividiendo el tiempo en sagrado -durante el que, por estar dedicado a Dios, no se puede hacer el bien (3,1-6)- y profano.
Los milagros de Jesús anuncian una nueva sociedad en la que ya no hay judíos ni paganos, se pone fin a toda clase de enfermedad y marginación, y se hace de la humanidad dividida una humanidad unida que tiene a Dios por Padre, el nuevo nombre de Dios reivindicado por Jesús en la oración que enseñó a sus discípulos: el Padrenuestro.
La hemorroísa, mujer impura -que llevaba doce años con un desarreglo constante- se libra de su hemorragia cuando, violando la ley que le prohibía tocar a nadie, se atreve a tocar a Jesús. Esta mujer no había encontrado remedio a su enfermedad en la medicina más bien, su situación económica se había agravado hasta el punto de quedarse arruinada: "Había sufrido mucho por obra de muchos médicos y se había gastado todo lo que tenía sin aprovecharle nada, sino más bien poniéndose peor" (Lc 5:25). Atreviéndose a tocar a Jesús en contra de la ley termina su desarreglo menstrual, o lo que es igual, recupera su capacidad reproductora y generadora de vida. Esta mujer es figura del Israel marginado por la institución enferma y estéril, accede a la salvación por la fe en el nuevo maestro que, al ser tocado por una mujer impura, no sólo no se contagia, sino que purifica a quien con tanta fe lo toca (Lc 5:24b-34).
En cada momento y con cada paciente Jesús adopta la actitud adecuada para entrar en contacto con él y sacarlo de su particular tipo de marginación. Maravilloso pedagogo.
Construir el reino de Dios aquí en la tierra o, lo que es igual, hacer nacer una sociedad alternativa sin excluidos sigue siendo hoy -y tal vez hoy más que nunca- el gran reto de los seguidores de Jesús.
La hemorroísa era una judía excluida de la vida social y religiosa a causa de su enfermedad impura (sufría pérdidas de sangre continuas). Era intocable, porque perdía sangre y, según la legislación del Levítico (cap 15), todo lo que tocaba se convertía en impuro. Jesús va más allá de los límites establecidos por la pureza ritual, es decir, por la ley antigua. Para Jesús todos los excluidos tienen el mismo derecho. Todos están invitados a entrar en el Reino de Dios.
Acto tercero: Volver al contexto concreto de la vida real con la palabra teológica elaborada y pertinente, gracias a los desafíos de la realidad y a la nueva lectura de la Biblia, para posteriormente reiniciar el ciclo:
La iglesia tiene que seguir la magnifica pedagogía de Jesús que hace de los marginados el centro de su acción pastoral, que no distingue entre tiempo sagrado y profano, ni entre puro e impuro, ni entre judíos y paganos, librando al hombre de los males que le aquejan y que lo hunden en la marginación y en la muerte. Es el hombre y la mujer que sufren enfermedades o adversidades el centro de atención de este Jesús, que se compadece del pueblo porque "están como ovejas sin pastor", abandonados a su propia desgracia y marginación. Y en esto consiste no sólo una parcela accidental de su misión, sino el núcleo mismo de su acción evangelizadora.
Construir el reino de Dios aquí en la tierra o, lo que es igual, hacer nacer una sociedad alternativa sin excluidos sigue siendo hoy -y tal vez hoy más que nunca- el gran reto de los seguidores de Jesús. Por esta tarea tal vez valga la pena "perder la vida" como camino para encontrar "la vida definitiva".
Las palabras de Jesús siguen aún en pie: "Si uno quiere venirse conmigo, que reniegue de sí mismo, que cargue con su cruz y entonces me siga porque el que quiera poner a salvo su vida, la perderá en cambio, el que pierda su vida por causa mía y de la buena noticia, la pondrá a salvo" (8,34-36). Y la buena noticia consiste en "proclamar la libertad a los cautivos, dar la vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año favorable del Señor" (Lc 4,14-18b-20). Esto y no otra cosa es lo que hizo Jesús durante toda su vida por esta causa murió y, por esto, como confirmación de la verdad de su camino, creemos vivamente que Dios lo resucitó.