Efesios 2: 11-22 ¿Lobos o corderos?

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Recordemos las dos preguntas a la que estamos respondiendo en esta serie de sermones de la cuaresma:

¿Qué hizo Jesús en la cruz? ¿Cómo debemos vivir a la luz de sus hechos en la cruz?

Efesios 2: 11-22

El mundo se ha convertido en un lugar violento: 11S y 11M son dos fechas emblemáticas de la violencia que se ha apoderado de la humanidad. Y lo peor es que todavía no sabemos lo que nos espera.

El sueño de la modernidad de hacer del mundo un lugar de paz, seguridad y prosperidad, se ha desvanecido: dos guerras mundiales en el siglo XX, el terrorismo y las guerras preventivas en el siglo XXI han dado por tierra lo que la humanidad soñaba la paz entre los hombres.

La violencia a dejado de ser un problema de algunos pocos: o de la familia, o de los pobres, o de los psicópatas. La violencia ha ganado las calles, los gobiernos, la escuela, la cultura, el norte y el sur, la ciudad y el campo, en los viejos y en los adolescente. Hay una sensación generalizada de estar en manos de la violencia y de la inseguridad.

En el capítulo 2 de Efesios, vs 11 a 22, el apóstol Pablo encara el tema de la violencia en sus días.

En los días de Pablo había violencia: la famosa paz romana era una verdad a medias: apenas nace la iglesia se enfrenta a la violenta persecución del imperio.

En medio de un contexto de creciente violencia, el mismo víctima de la violencia, Pablo quiere responder a tres preguntas:

¿Cuáles son la causas de la violencia? ¿Es posible la paz? ¿Cómo es vivir en paz?

1. ¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA? (vs. 11-12)

1. LAS PALABRAS

La Biblia dice que las palabras son como flechas encendidas: pueden provocar un incendio.

Si alguien necesita un buen combustible para desatar la violencia: las palabras agresivas no fallan.

Violencia verbal: Cuando se insulta a los otros, se les ofende, se les dicen palabras hirientes, se les calumnia, se les presiona cuando se hacen públicas cosas que no debieran

En los días de Pablo había una gran enemistad/violencia entre judíos y gentiles. Una forma de expresar esa violencia era a través de las palabras. Para eso se llamaban unos a otros: “circuncisos· e “incircuncisos”. En la escuela: si era una escuela griega y asistía un judio, “circunciso” – Si era una escuela judía: “incircunciso”: A nosotros nos puede sonar a chiste, y hasta inofensivo, pero las palabras se cargan de violencia, y en la época de Pablo esas dos palabras estaban cargadas de agresión.

Hoy no alcanzaría un diccionario para contener la gran variedad de palabras con las que la humanidad y en particular los argentinos nos agredimos a nosotros mismos: facho, moishe, zurdo, enano... Son rótulos, etiquetas que ponemos en la frente de las personas y en función de eso nos tratamos.

Algunos creen que son inofensivas, pero las palabras agresivas hieren nuestro honor, nuestra identidad, nuestra autoestima y desatan la violencia.

Pablo dice: recuerden con cuanto desprecio los judios los trataban a ustedes: incircuncisos. Y recuerden como ustedes se la devolvían. Era una espiral de violencia verbal. En otros tiempos.


2. EL DESARRAIGO. (excluidos, lejos de la ciudadanía)

Una segunda causa que genera la violencia es el desarraigo y la exclusión.

Quizá hay pocas situaciones que violenten mas nuestro ánimo que la sensación de sentirnos extranjeros, no queridos, no deseados. De sentirnos sapo de otro pozo.

El mundo se ha convertido en un lugar violento porque han crecido el individualismo, el nacionalismo y el etnocentrismo.

¡Ay de los inmigrantes! ¡Ay de los refugiados! ¡Ay de los exiliados! ¡Ay de las minorías! ¿Algunos de ustedes saben lo que es esto? ¿Sabemos lo que es sentir que no tenemos raíces? ¿Qué nos tratan como ciudadanos de cuarta? ¿Ser discriminado por no ser como la mayoría?

Lo mas lindo que le puede pasar a un argentino en el extranjero es encontrarse con otro argentino: ¿de donde sos? Etc...

Para muchos hay una sensación de exclusión, este no es mi lugar, no pertenezco a este grupo, no soy como ellos, no me quieren. De este sentimiento de desarraigo a la violencia hay muy poca distancia. El desarraigado destruye y se destruye, porque nada es propio y el mismo se siente un extraño.

Los psicólogos y sociólogos han estudiado el fenómeno del desarraigo, de la no pertenencia y han observados síntomas de agresividad, depresión,

Pablo les dice: ustedes vivían en la violencia porque se sentían excluidos, no reconocidos.


3. LA FALTA DE ESPERANZA

La tercer causa de la violencia es la falta de esperanza y esta creo que es la mas grave de todas. El pueblo o el hombre que no tienen esperanza, no tienen un proyecto y sin proyecto la vida no vales nada, y cuando la vida no vale nada (la vida propia y la ajena), la violencia puede andar muy oriunda.

¿Cuál es la esperanza de una enfermadad? De una guerra? De un enojo? ¡que se termine! ¿Como sería el mundo sin la esperanza de la reconciliación?

¿Saben porque hay violencia? ¿Porque la humanidad esta saltando de atentando en atentado? Porque en ninguna agenda figura la esperanza de la reconciliación. Y cuando no hay esperanza de reconciliación desatemos los cuatro jinetes del apocalipsis para ver quien queda en pié. Si no hay esperanza de reconciliación es palo por palo y el que tiene el palo mas grande, ese gana.

Pablo dice: “estaban sin esperanza” y sin esperanza la única opción que le queda a la humanidad es la violencia.

TRES CAUSAS DE VIOLENCIA ENTRE LOS HOMBRES: la palabra agresiva, la exclusión y la falta de esperanza.


2. ¿ES POSIBLE LA PAZ? (vs. 13-16)


La respuesta de Pablo no se deja esperar, es tan simple como categórica: CRISTO ES NUESTRA PAZ. Parece que es tan grande el convencimiento, la claridad que tiene Pablo sobre la realidad de paz, que no entra en una larga argumentación teológica. Dice simplemente, casi como una obviedad: CRISTO ES NUESTRA PAZ.


¿Qué quiere decir? ¿Es una receta mágico-religiosa? ¿Es posible, es realista?

Hay tres palabras en estos vsc.: sangre, sacrificio y cruz.

Estas tres palabras tenían mucho significado para un judío como Pablo. El sabia que desde la antigüedad, para parar la violencia comunitaria, o entre la comunidad y los dioses, hacía falta ¿qué? UN SACRIFICIO

Entre los pueblos primitivos, la forma de parar la violencia de los dioses, era un sacrificio: se tomaba un animal y se lo sacrificaba. La inmolación de un animal (o de una persona) generaba la paz entre la comunidad y los dioses. A este animal se lo llamaba: víctima propiciatoria. En vez de desangrar toda una comunidad, se desangraba a uno solo, chivo emisario. Parece una vacuna, provocando la enfermedad en pequeño se elimina la enfermedad en grande.

Cristo es nuestra paz, el sacrificó su vida en la cruz, el se desangró, el cargó con toda nuestra violencia, y murió de una forma violenta, para hacer la paz. Solo el sacrificio puede traer la paz.

En la novela ¡Abajo las armas! Centrada en la guerra franco-prusiana de 1870 hay un pensamiento que ayuda a entender el valor del sacrificio para lograr la paz: “a nadie se le ocurre borrar una mancha de tinta con otra mancha de tinta, ni una mancha de aceite con otra de aceite. Solo las manchas de sangre, se pueden borrar con otra mancha de sangre. La sangre del sacrificio”

No es cualquier sangre, no es cualquier sacrificio. El sacrificio es voluntario y es de la parte inocente. Por eso el cordero que era llevado al sacrificio sin resistencia, sin abrir la boca. El cordero limpio, perfecto, sin defecto. El odio y la violencia se desviaban hacia este animal sacrificado, y la paz renacía en la comunidad.

Cristo es nuestra paz: porque el es la parte inocente, es sin defecto, sin culpa, sin pecado. Y se ofrece voluntariamente, nadie lo obliga, el renuncia, el se entrega, el cede. No tiene que aplacar a ningún Dios. El es Dios que se sacrifica, que renuncia a sus derechos, que se deja atar, que se entrega a la violencia de los que lo ultrajan, sin saber estos que con aquel sacrificio estaban desatando el perdón, y con el perdón, la paz.

Cristo es nuestra paz. El sacrificio de Cristo es nuestra paz. Su propia sangre derramada voluntariamente, crea la posibilidad de la paz. La única forma de parar la barbarie, no es con mas barbarie, es con un sacrificio, con un renunciamento. Si no renunciamos, no hay paz, si nos aferramos a lo que creemos que es nuestro, perdemos la paz.

Aquí hay un principio de vida. A veces para parar la violencia, lo único que sirve es hacer un sacrificio, una concesión, una pequeña renuncia, cuando uno afloja.

En la cruz: Dios “aflojó”. Lo interesante es que el que afloja no afloja porque es el más débil.

En la antigua Grecia se realizaba un ritual de sacrificio que se llamaba Pharmakós. Cada vez que la comunidadad atravesaba una crisis, se buscaba alguien de la comunidad para ser sacrificado. El sacrificio traía la paz. El ritual, Pharmakós, se utilizaba durante las pestes, las sequías, la hambrunas. La palabra significaba remedio. El sacrificio era el mejor a y aveces el mejor remedio para la paz.

El problema de la violencia en el mundo hoy no se corrige con mas violencia, con guerras preventivas o con los hombres bombas del terrorismo. Muchas veces, el problema de la violencia se resuelve cuando alguien cede, y sacrifica algo. ¿Es paradógico? ¿Es realista? ¿Es viable?

¿Que hay que ceder? ¿A qué hay que renunciar? Cristo es nuestra paz: hay que renunciar a la violencia y a la venganza. Hay que sacrificar la violencia. Hay muchos ejemplos: José, Ghandi, King son los mas famosos. Renunciaron a la violencia y ganaron la paz.

¿Es posible la paz? Siempre la paz es posible cuando hay un pequeño sacrificio de por medio. Cristo es nuestra paz, el renuncio a la violencia, sacrificó su poder. Si yo quisiera tengo una legión de ángeles...Pedro, guardá la espada....Cristo está frente a dos alternativas: la espada o la cruz: Si hubiera optado por la espada hoy los libros de historia tendrían una guerra más, una historia bélica mas. El optó por el sacrificio, entonces los libros dicen: El es nuestra paz.


4. ¿CÓMO ES VIVIR EN PAZ? (vs. 19-22)

Estamos acostumbrados a vivir en la cultura de la violencia, de la exclusión, de las palabras violentas y de la falta de esperanza. ¿Cómo será vivir en la cultura de la paz?

Vs. 17: “proclamó la paz”: Vivir en paz es proclamar la paz.

Para vivir en paz, hay que proclamar la paz. Proclamar la paz no es decir “¡paz, paz!” Proclamar la paz es dejar de usar palabras agresivas. Proclamar la paz a veces es guardar silencio

Vs. 18: “Tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu Vivir en paz es tener acceso”

Tenemos acceso...¡que hermosa palabra verdad? Tener acceso...hoy que hay tantos accesos vedados. ¡Cuantos accesos se nos niegan¡ los caminos se cortan, las puerta se cierran: peajes y piqueteros no te dan acceso. Acceso ¿a quien? Al Padre.

Vs. 19a: “ustedes ya no son extraños”. Vivir en paz es no quedar excluidos

Que dulces que suenan esta palabras. No se lo que debe sentir un inmigrante cuando le dan la tarjeta de residencia. O la carta de ciudadanía. Que le digan: ya sos uno de los nuestros.


Vivir en paz es aceptar las diferencias y vivir sin excluirnos a causa de las diferencias. Algunos creen que para vivir en paz, tenemos que ser todos iguales. Algunos creen que la paz se alcanza cuando se borran los diferentes colores de una comunidad. Borrar las diferencia es propio de los totalitarismo, de los fundamentalismos, y esano es la clase de paz que estamos hablando.

Vs. 19b: “miembros de la familia”. Vivir en paz es pertenecer a una familia.

Hoy que hay tantos huérfanos de familia, tantas personas solas, tantos sin familia, aunque vivan con familiares.

Vs. 20: “edificado sobre el fundamento” Vivir en paz es tener raíces.

Que diferencia, de desarraigados y vagabundos, a edificados sobre el fundamento. Eso también es vivir en paz. Vivir en paz es crear condiciones de vida sólidas para todos. Es terminar con la inestabilidad como país y como personas. Vivir en paz es dejar la improvisación. Es vivir seguros y confiados. Es tener roca y no arena debajo de los pies.

Vs. 21: “se va levantando para llegar a ser...” Vivir en paz es poder proyectarnos.

La cultura de la violencia es terminar con el otro. La cultura de la paz es ayudar al otro a que se proyecte, a que se edifique, a que crezca, a que estudie, a que trabaje. Hasta ser templo del Señor.

Vs. 22: “Para morada de Dios en su espíritu” Vivir en paz es tener a Dios viviendo adentro nuestro.

En realidad aquí estaba la clave para todo lo demás: La paz del lenguaje, la paz de la inclusión en familia a pesar de las diferencias, la paz de tener raíces y poder proyectarnos, solo puede venir de una fuente: la presencia de Dios en nuestras vidas. El Dios que se sacrificó, que se dio por nosotros, vive en nosotros.

Todo esto parece imposible. Pero aprendamos a practicarlo. Si conocemos al cordero de Dios, podemos cambiar la cultura de la violencia por la paz.

CONCLUSION

¿Qué hizo Jesús en la cruz?

El cordero de Dios renunció a la violencia y ganó la paz.

¿Cómo podemos vivir a la luz de sus hechos en la cruz?

Jesús mismo nos da la respuesta:

“Yo los envío como cordero en medio de lobos” Los corderos no tienen garras, ni colmillos, los cordero no forman jaurías, forman rebaños, los cordero no están preparados para hacer la guerra, los cordero están preparados para el sacrificio.


Termino con palabras de Juan Driver:

"DIOS ES UN DIOS DE PAZ,
JESÚS ES SEÑOR DE PAZ,
SU EVANGELIO ES EVANGELIO DE PAZ,
SU REINO ES REINADO DE PAZ
SU MENSAJE ES LA BUENA NUEVA DE PAZ
SUS HIJOS SON HACEDORES DE PAZ"

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