Duerme, niño, duerme
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"Y esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales
y acostado en un pesebre" (Lc. 2:12)
Duerme niño, duerme mientras haya tiempo
y descansa tu cabeza mientras tengas paz
porque las aflicciones de la humanidad llegarán a ti
y vas a sufrir el dolor de todos los que sufren.
Llora, niño, llora el llanto del que tiene hambre de leche
porque luego derramarás lágrimas por la corrupción,
la vileza y la suciedad
que los seres humanos vamos a depositar en ti.
Recibe, niño, mientras tengas tiempo,
el cariño y el calor de los brazos maternos que te envuelven
porque va a llegar el día en el que, con brazos extendidos en una
cruz,
probarás el desprecio y el abandono
de aquellos a los cuales sólo hiciste el bien.
Siente, mientras puedas, el amor de las manos que te alzan
porque vendrá un tiempo en el que por unas manos serás
abofeteado,
por otras manos vendido y por otras manos comprado.
Si, niño, dale tu dulce faz a la boca que te besa
porque en otro tiempo ningún beso recibirás,
excepto de la boca de quien te traiciona
para entregarte a otros que de besos nada saben,
sino de hipocresías y blasfemias.
Oye la dulce voz que te canta una canción de cuna.
Muchas serán las voces que luego, sin causa,
gritarán sellando tu destino de cruz.
Si, niño, aprovecha mientras sea el tiempo.
Duerme, niño, duerme.
Porque tienes tiempo para ser niño,
aunque tu vida repose en un humilde y simple pesebre.
Traducción libre y adaptación de un texto de Pastor José Kleber (Brasil) por G. Oberman
Original aparecido en Pão Quente Diário
www.paoquentediario.tk
www.presbiterianismo.com.br
© De la versión en español Red de Liturgia y Educación Cristiana CLAI-CELADEC
y acostado en un pesebre" (Lc. 2:12)
Duerme niño, duerme mientras haya tiempo
y descansa tu cabeza mientras tengas paz
porque las aflicciones de la humanidad llegarán a ti
y vas a sufrir el dolor de todos los que sufren.
Llora, niño, llora el llanto del que tiene hambre de leche
porque luego derramarás lágrimas por la corrupción,
la vileza y la suciedad
que los seres humanos vamos a depositar en ti.
Recibe, niño, mientras tengas tiempo,
el cariño y el calor de los brazos maternos que te envuelven
porque va a llegar el día en el que, con brazos extendidos en una
cruz,
probarás el desprecio y el abandono
de aquellos a los cuales sólo hiciste el bien.
Siente, mientras puedas, el amor de las manos que te alzan
porque vendrá un tiempo en el que por unas manos serás
abofeteado,
por otras manos vendido y por otras manos comprado.
Si, niño, dale tu dulce faz a la boca que te besa
porque en otro tiempo ningún beso recibirás,
excepto de la boca de quien te traiciona
para entregarte a otros que de besos nada saben,
sino de hipocresías y blasfemias.
Oye la dulce voz que te canta una canción de cuna.
Muchas serán las voces que luego, sin causa,
gritarán sellando tu destino de cruz.
Si, niño, aprovecha mientras sea el tiempo.
Duerme, niño, duerme.
Porque tienes tiempo para ser niño,
aunque tu vida repose en un humilde y simple pesebre.
Traducción libre y adaptación de un texto de Pastor José Kleber (Brasil) por G. Oberman
Original aparecido en Pão Quente Diário
www.paoquentediario.tk
www.presbiterianismo.com.br
© De la versión en español Red de Liturgia y Educación Cristiana CLAI-CELADEC