Duendes errantes
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Hoy suele darse la siguiente paradoja: En un cyber, de los tanto que han proliferado, alguien entra al local, se sienta frente a la P.C. dispuesto a "comunicarse con el mundo" y bajar información generada en los más recónditos lugares del planeta pero, ignora a quien tiene al lado, con quien está, prácticamente, codo a codo. El "cybernavegante" entró al local, no saludó a nadie y no sabe como, o no le interesa, empezar siquiera una formal conversación con el ser que se sienta en la silla contigua.
Usted observa la curiosa escena: nadie habla nadie mira a su entorno nadie expresa, ni siquiera a través de un gesto, "acuse de recibo" del que está a su lado. Sin embargo acomete el desafío e intenta irrumpir en una red multiestelar de comunicación que involucra a miles de millones de personas en cualquier punto del orbe. Pero, a medida que avanza la destreza en INTERNET, yo me pregunto sí,al mismo ritmo, ¿no se irá atrofiando la capacidad y espontaneidad de mirar al otro a la cara?.
Así avanza el peligro inminente de la pérdida de identidad individual. A medida que reemplazamos el canal de la comunicación "cara a cara" y apelamos a la mediación de un aparato frío que libera un caudal de información avasallante a la que es posible acceder haciendo un simple "click" nace el peligro de transformarnos en seres neutros, sin rostro y que actúa más que por emociones o sentimientos, merced a una suerte de reflejo, expresado en el mayor o menor virtuosismo de la digitación adquirida sobre un teclado de computadora.
Ya no es tan fácil o cotidiano apreciar la elocuencia de un suspiro, una lágrima corriendo por la mejilla, los ojos humedecidos de la emoción, las gotas de sudor surcando la frente como una fiel expresión de nerviosismo o terror. Estamos quizás tirando a la "papelera de reciclaje" iconos gestuales que son irreemplazables por cualquier otro símbolo correspondiente a la estructura del lenguaje.
Será que a aquellos a quienes podemos percibir con nuestros sentidos y se nos aparecen, por ende, como seres de carne y hueso, deseamos suplantarlos por "personajes" que emergen de los foros?
¿Es que preferimos antes a personajes que a personas? ¿No se parece esto a una sutil "despersonalización?.
Las personas tienen existencia autónoma son lo que son. Nosotros solo podemos aceptar una realidad consumada, impuesta porque la persona está allí, no es una descripción ni la síntesis, más o menos diestra, de un relato "vía mails.
La "persona" preexiste al mundo virtual que cada día sabemos construir y en el cual nos vamos sumergiendo, cual bunker ideado para protegernos del mundo real, mucho más anárquico, imprevisible, ajeno y hostil
. Es lógico muchachos, el personaje o "persona virtual" no preexiste a nuestro determinismo y providencia más bien es una coproducción gestada entre dos seres, lo vamos moldeando con la complicidad entusiasta del mismo protagonista.
Cabe entonces preguntarnos: ¿Estamos en verdad comunicados?, y si esto fuera
afirmativo quedaría la duda: ¿Con quien o con quienes?. No hay dudas que hemos depositado, con fe ,uestra máxima aspiración humana la de comunicarnos con nuestro entorno, en la impactante tecnología de la informática. Bien podríamos analizar las afirmaciones de algunos comunicólogos que están plasmadas en textos académicos: "Nos hallamos aislados por el fenómeno de la telecomunicación" o, aún más directo: "Muera la telecomunicación, viva la comunicación". Creo que no debemos ser tan apocalípticos, solo hay que saber encontrar los pro y los contra de este apasionante y atrapante medio.
No obstante no renunciemos, por favor, nunca a disfrutar del perfume o aroma de un "ser real", la textura cálida y mágica de una mano amiga, ni el ritual ancestral e irremplazable de una mirada que acaricia.
Usted observa la curiosa escena: nadie habla nadie mira a su entorno nadie expresa, ni siquiera a través de un gesto, "acuse de recibo" del que está a su lado. Sin embargo acomete el desafío e intenta irrumpir en una red multiestelar de comunicación que involucra a miles de millones de personas en cualquier punto del orbe. Pero, a medida que avanza la destreza en INTERNET, yo me pregunto sí,al mismo ritmo, ¿no se irá atrofiando la capacidad y espontaneidad de mirar al otro a la cara?.
Así avanza el peligro inminente de la pérdida de identidad individual. A medida que reemplazamos el canal de la comunicación "cara a cara" y apelamos a la mediación de un aparato frío que libera un caudal de información avasallante a la que es posible acceder haciendo un simple "click" nace el peligro de transformarnos en seres neutros, sin rostro y que actúa más que por emociones o sentimientos, merced a una suerte de reflejo, expresado en el mayor o menor virtuosismo de la digitación adquirida sobre un teclado de computadora.
Ya no es tan fácil o cotidiano apreciar la elocuencia de un suspiro, una lágrima corriendo por la mejilla, los ojos humedecidos de la emoción, las gotas de sudor surcando la frente como una fiel expresión de nerviosismo o terror. Estamos quizás tirando a la "papelera de reciclaje" iconos gestuales que son irreemplazables por cualquier otro símbolo correspondiente a la estructura del lenguaje.
Será que a aquellos a quienes podemos percibir con nuestros sentidos y se nos aparecen, por ende, como seres de carne y hueso, deseamos suplantarlos por "personajes" que emergen de los foros?
¿Es que preferimos antes a personajes que a personas? ¿No se parece esto a una sutil "despersonalización?.
Las personas tienen existencia autónoma son lo que son. Nosotros solo podemos aceptar una realidad consumada, impuesta porque la persona está allí, no es una descripción ni la síntesis, más o menos diestra, de un relato "vía mails.
La "persona" preexiste al mundo virtual que cada día sabemos construir y en el cual nos vamos sumergiendo, cual bunker ideado para protegernos del mundo real, mucho más anárquico, imprevisible, ajeno y hostil
. Es lógico muchachos, el personaje o "persona virtual" no preexiste a nuestro determinismo y providencia más bien es una coproducción gestada entre dos seres, lo vamos moldeando con la complicidad entusiasta del mismo protagonista.
Cabe entonces preguntarnos: ¿Estamos en verdad comunicados?, y si esto fuera
afirmativo quedaría la duda: ¿Con quien o con quienes?. No hay dudas que hemos depositado, con fe ,uestra máxima aspiración humana la de comunicarnos con nuestro entorno, en la impactante tecnología de la informática. Bien podríamos analizar las afirmaciones de algunos comunicólogos que están plasmadas en textos académicos: "Nos hallamos aislados por el fenómeno de la telecomunicación" o, aún más directo: "Muera la telecomunicación, viva la comunicación". Creo que no debemos ser tan apocalípticos, solo hay que saber encontrar los pro y los contra de este apasionante y atrapante medio.
No obstante no renunciemos, por favor, nunca a disfrutar del perfume o aroma de un "ser real", la textura cálida y mágica de una mano amiga, ni el ritual ancestral e irremplazable de una mirada que acaricia.