Diezmo - El Punto de Partida

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Diezmo - El Punto de Partida
(1 Corintios 16:1-3)


INTRODUCCIÓN: Los escritores del N.T. se ocupan muy poco del diezmo. No hay más de 9 referencias, de las cuales 6 están en Heb.7:2-9. Las otras 3 están en Lc.11:42; 18:12; Mt.23:23.

En el A.T., tenemos más de 40 pasajes sobre el diezmo, indicando una práctica universal y después una exigencia de la ley mosaica. Los pueblos de todo el mundo siempre ofrecieron dádivas a sus dioses. El porcentual de la ley mosaica no es exclusivo de los judíos. Hay registro del pago de diezmos en la historia de los egipcios, los griegos y de los pueblos de Mesopotamia; siempre en forma de dar sustento a los cultos y al sacerdocio.


PROPOSICIÓN: Vamos a responder algunas interrogantes con respecto al diezmo.


1.- ¿QUÉ ES EL DIEZMO?


1.1.- Es el 10% de los ingresos: Es una referencia simbólica, el comienzo, el punto de partida de la contribución del cristiano. Lo que determina el índice de la ofrenda no es un tanto por ciento fijo, sino la fe, la visión de los objetivos generales de la iglesia, la dimensión del amor del creyente para su Señor y Salvador. En la medida en que el creyente entienda que Dios es el Creador y Dueño de los cielos y la tierra y de que Jesús es su grande galardón, la tendencia natural de su mente no será fijar un porcentaje mínimo del 10% para la ofrenda, reteniendo el máximo para sí, sino ofrendar el máximo posible, reteniendo para sí lo indispensable para sus necesidades. Para los fariseos el diezmo era suficiente, porque ellos apenas querían cumplir el precepto legal (Mt.5:20). El diezmo es gracia, una gracia que Pablo llama generosidad (2Cor.8:1,2). No se mide en forma aritmética el porcentaje, pero sí en intensidad de amor.

1.2.- El diezmo cristiano es una expresión de su adoración, una forma de adorar a Dios: El diezmo expresa la gratitud del creyente, no por quedarse con el 90% restante, sino por poder ofrendar, a partir del 10%, conforme a lo propuesto en su corazón, con alegría, como adoración a Dios. Al entregar nuestros diezmos estamos entregando un valor que está bajo nuestro cuidado y que no nos pertenece, sino que pertenece a Aquel a quien lo entregamos. Nuestro diezmo expresa adoración, alabanza, gratitud, consagración y santificación. Indica que no solamente nuestra alma y nuestro espíritu están envueltos en la adoración a Dios, sino todo nuestro ser, inclusive nuestro cuerpo, con todo lo que somos (Rom.12:1,2).

1.3.- El diezmo es el reconocimiento expreso de que entendemos y aceptamos la soberanía de Dios sobre el mundo y sobre nuestra vida: Al entregar los diezmos el cristiano está diciendo: “Jesucristo es el Señor”. Al entregar el diezmo, el creyente está haciendo uso de su libertad de decidir, está demostrando que él no es esclavo de los bienes materiales, sino libre para determinar dónde y cómo desea administrar su dinero.

1.4.- El diezmo es un indicador, un termómetro del nivel espiritual del creyente y de la iglesia: La liberalidad en los diezmos es seguida de avivamientos (2Cr.31:5,6; Neh.13:12). A la omisión de los diezmos sigue la apostasía (Mal.3:7,8). No todo diezmo indica espiritualidad, pero toda espiritualidad resulta en liberalidad de los diezmos. Cuando los diezmos son negados, no es el presupuesto de la iglesia el que corre el mayor riesgo, es la fe, la misericordia y la justicia.


2.- ¿CUÁLES RECOMENDACIONES DA PABLO PARA LA OFRENDA?


El apóstol Pablo no usa la palabra diezmo, pero es él quien nos transmite las más explícitas recomendaciones sobre el método de la contribución cristiana (1Cor.16:1-3).

2.1.- Cada primer día de la semana: Contribuir sistemáticamente, como parte del culto de adoración en el día del Señor.

2.2.- Cada uno de vosotros: El privilegio es de todos. Nadie, sea cual fuere el nivel de su prosperidad, debe privarse de la gracia de esa contribución.

2.3.- Ponga aparte: Santifique, separe para un fin específico.

2.4.- Algo: ¿Lo mínimo que pueda? Ciertamente lo máximo de acuerdo a como leemos (2Cor.8:3).

2.5.- Según haya prosperado: La proporción de su prosperidad, no la proporción de sus necesidades. Dios da la prosperidad, la contribución lo reconoce.

2.6.- Para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas: Contribuir con previsión, con celo. Dios no nos dio un amor improvisado, un amor de última hora. Dios planeó Su dádiva de amor desde la eternidad ¿Por qué pensaríamos que podríamos agradar a Dios con un diezmo improvisado, sin previsión?


3.- ¿COMO DICE LA BIBLIA QUE DEBEMOS ENTREGAR LOS DIEZMOS? (Deut.26)


3.1.- Debemos tomarlo en nuestras manos (v.2ª)

3.2.- Debemos llevarlos al Templo (v.2b)

3.3.- Debemos entregarlo al sacerdote (v.3)

3.4.- El sacerdote lo dedica (presenta) a Dios (v.4)

3.5.- Debemos entregarlo en adoración (v.5-10)

3.6.- Debemos alegrarnos (v.11)

3.7.- Debemos alabar al Señor (v.13-15)


CONCLUSION: No es raro encontrar creyentes que cuestionan la validez del diezmo, alegando que se trata de una práctica de la ley mosaica del A.T. Cierta vez un hermano que pensaba de ese modo dijo: “Yo soy un creyente del N.T. y no de la ley, estoy bajo la protección de la gracia y no del A.T.” Hay 3 cosas que podemos responder a esto:

1.- El diezmo no fue instituido por la ley mosaica: Siglos antes de que Moisés fuera dejado en el río Nilo, en una cesta, el diezmo ya era practicado como expresión de fe y adoración a Dios. ¡Por lo menos 430 años antes! Desde Abel, los hombres ofrecen sus bienes a Dios como un acto de adoración..

2.- No hay contradicción entre el A.T. y el N.T.: Jesús no vino al mundo para declarar al A.T. fuera de moda e implantar una nueva teología. El vino para cumplir y perfeccionar la ley (Mt.3:15; 5:17,18; Lc.9:56). No hay eliminación del diezmo en el N.T. Por el contrario, hay una recomendación expresa de Jesús en Mt.23:23 cuando le reclama a los fariseos la práctica de la justicia, la misericordia y la fe, sin dejar de dar los diezmos.

3.- La gracia excede la ley y alcanza las expresiones y objetivos de la adoración: Nuestra justicia tiene que exceder a la de los meticulosos escribas y fariseos. Nuestros diezmos son para la expansión del evangelio en el mundo en el más corto plazo posible. No damos nuestros diezmos con el fin de alcanzar bendiciones, sino que damos nuestros diezmos porque la bendición de las bendiciones, la salvación de nuestra alma ya nos fue dada por el Señor Jesús. La proporción para ofrendar, según el N.T., va más allá de la ley, como podemos ver en Hechos 4:32.

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