Diez consejos útiles para aprovechar el culto
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PARA APROVECHAR EL CULTO... Diez recomendaciones útiles:
No siempre se aprovecha en toda su dimensión la asistencia a los cultos de la iglesia. Por eso, estas diez normas resultan muy útiles:
1. El Culto comienza desde antes de llegar a la iglesia: oro por ella, por el Pastor, los ancianos y los diáconos, por el equipo de liturgia y por los que adoran a Dios, sea que estén lejos o cerca de Él.
2. Antes de entrar a la iglesia, espero un momento para librarme de todas las cosas y pensamientos indignos de un/a hijo/a de nuestro Padre Celestial: odios, resentimientos, preocupaciones y malos pensamientos.
3. En el momento que atravieso la puerta de la iglesia, suspendo toda conversación. Vengo en silencio, porque las co-sas grandes surgen de la quietud y sirven, para mí y para todos los que estén a mi alrededor.
4. Apenas estoy sentado/a, me inclino en oración oro tanto por los demás como por mí mismo/a, y oro por mi iglesia y por sus proyectos. Pido a Dios que esté cerca, ahora mismo.
5. Al poner mi ofrenda doy gracias a Dios por el dinero ofrecido en ese momento, y pido su bendición en el empleo del mismo, tanto aquí como hasta los confines de la tierra.
6. Durante todo el Culto pienso en Dios en una forma objetiva, como el poder, la paz, la fortaleza, el amor, que es todo lo que necesito para que mi vida sea lo que debiera ser.
7. Escucho mientras el Predicador comparte la Palabra de Dios, y procuro aplicar Su Mensaje a mi propia vida.
8. Participo en el canto e inclino la cabeza para recibir el Envío y Bendición del Señor. Medito en las palabras del ser-món y permito que su significado y espíritu desciendan hasta las raíces más profundas de mi ser.
9. Al terminar el Culto, en un espíritu de amabilidad cristiana, saludo a los que conozco y también a los que no me son conocidos.
10. Al salir por la puerta de la Iglesia, consagro mi vida para caminar durante esa semana por la senda gloriosa del Se-ñor Jesucristo.
No siempre se aprovecha en toda su dimensión la asistencia a los cultos de la iglesia. Por eso, estas diez normas resultan muy útiles:
1. El Culto comienza desde antes de llegar a la iglesia: oro por ella, por el Pastor, los ancianos y los diáconos, por el equipo de liturgia y por los que adoran a Dios, sea que estén lejos o cerca de Él.
2. Antes de entrar a la iglesia, espero un momento para librarme de todas las cosas y pensamientos indignos de un/a hijo/a de nuestro Padre Celestial: odios, resentimientos, preocupaciones y malos pensamientos.
3. En el momento que atravieso la puerta de la iglesia, suspendo toda conversación. Vengo en silencio, porque las co-sas grandes surgen de la quietud y sirven, para mí y para todos los que estén a mi alrededor.
4. Apenas estoy sentado/a, me inclino en oración oro tanto por los demás como por mí mismo/a, y oro por mi iglesia y por sus proyectos. Pido a Dios que esté cerca, ahora mismo.
5. Al poner mi ofrenda doy gracias a Dios por el dinero ofrecido en ese momento, y pido su bendición en el empleo del mismo, tanto aquí como hasta los confines de la tierra.
6. Durante todo el Culto pienso en Dios en una forma objetiva, como el poder, la paz, la fortaleza, el amor, que es todo lo que necesito para que mi vida sea lo que debiera ser.
7. Escucho mientras el Predicador comparte la Palabra de Dios, y procuro aplicar Su Mensaje a mi propia vida.
8. Participo en el canto e inclino la cabeza para recibir el Envío y Bendición del Señor. Medito en las palabras del ser-món y permito que su significado y espíritu desciendan hasta las raíces más profundas de mi ser.
9. Al terminar el Culto, en un espíritu de amabilidad cristiana, saludo a los que conozco y también a los que no me son conocidos.
10. Al salir por la puerta de la Iglesia, consagro mi vida para caminar durante esa semana por la senda gloriosa del Se-ñor Jesucristo.
