Cómo subir al monte

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Mensaje Inspirado en Mateo 17:1-9 y Éxodo 24:12-18

Rdo. Richard H Rojas Banuchi, M. Div.
Pastor Primera Iglesia Presbiteriana en Puerto Nuevo
www.iglesiapresbiteriana.org


Hay cientos de metáforas para describir la vida. Algunos la comparan con una adivinanza que nos toma toda una vida en descifrar. Para otros es como un laberinto (tomando prestada aquella mitología griega del minotauro) y dicen que estamos en un continuo descubrimiento del camino correcto pero, con el pequeZo agravante de que no poseemos un mapa que nos diga en que dirección girar. Y de hecho eso provoca que en ocasiones que sintamos una sensación de estar perdidos.

Una de las primeras veces que visite a un hermano de nuestra Iglesia al hospital me perdí. Alguien intento explicarme. Pero al único lugar que yo sabia llegar seguramente era al Seminario donde cursaba mis estudios teológicos. Cuando uno viene del “campo” a la “ciudad” y está es un trabajo nuevo, lo menos que quiere es lucir como un ignorante.

Así que hice lo que hace cualquier “hombre seguro de si mismo” haría: me fui para aquel lugra sin tener una idea de a donde iba. Me dije a mi mismo: ‘en Puerto Rico nadie se pierde por mas de tres horas’. Y así fue. Por no saber la ruta termine metido literalmente dentro en un lugar desconocido y de aspecto tenebroso. Ese día por poco yo termino en el hospital. La vida, dicen algunos es como un laberinto sin salida.

Otros dicen con carácter mas pedagógico que la vida es como una escuela donde se dan exámenes y si usted no los pasa, tampoco pasara de grado.

Para que vean que las experiencias de la vida afectan la manera como la vemos y nos acercamos a ella, recientemente leí las palabras de un campeón mundial de esquí extremo. Y dice ‘esquiar entre árboles parece algo así como un deseo de matarse, pero algunos esquiadores les gusta el riesgo de la nieve intacta. Por supuesto, la clave esta en no darse contra los árboles. Y describe: ‘mas que nada, al esquiar en el bosque se vuelve fundamental en qué enfocas la vista. Tu mirada siempre debe estar entre los espacios entre los árboles, pues son salidas por donde vas viajando. Si quieres salir ileso, no enfoques la mirada contra aquello que no quieres chocar”.

La moraleja es sencilla y a la vez retadora, si queremos mantener el curso correcto en la vida mas vale que pongamos nuestra mirada en el objetivo correcto.

El libro de éxodo nos narra el momento en el cual Moisés el gran líder y caudillo de Israel es invitado por Dios a recibir las tablas de la Ley. En ellas estarían descritas a manera de ordenanzas, diez directrices fundamentales para lograr una vida mirando el objetivo correcto sin la necesidad de chocar contra uno de estos árboles:



• Yo soy Jehová tu Dios que te saque de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre No tendrás dioses ajenos delante de mi,

• No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que este arriba en el cielo, ni debajo de la tierra (1 y 2 el árbol de la idolatría)

• No tomaras el nombre de Jehová tu Dios en vano (árbol de la fe no comprometida y superficial)

• Acuerdate del Shabat. Seis días trabajaras mas el séptimo día es reposo. (Árbol del activismo - adicción al trabajo- mala mayordomía del tiempo )

• honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen en la tierra (árbol del menosprecio de la sabiduría)

• no asesinaras (árbol del desprecio por la vida humana)

• no cometerás adulterio (árbol del deseo desenfrenado)

• no hurtaras (árbol del engaZo y traición de la confianza)

• no hablaras contra tu prójimo falso testimonio (árbol mentira)

• no codiciaras la casa de tu prójimo, no codiciaras la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. (Árbol de la insatisfacción personal desmedida).

Y vean el modo que Dios invita a Moisés: ‘Entonces Jehová dijo a Moisés: sube a mi monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y los mandamientos que he escrito para enseñarles.

Tres detalles llaman mi atención de este pasaje.

Primero que la invitación de Dios a Moisés es a subir al monte. De mas está decir todo el simbolismo que encierra este acto de escalar la montaZa como una invitación de ascender, de pasar a otro nivel, de dejar abajo los obstáculos terrenales para tener un encuentro con el Dios verdadero. Yo que viví toda mi vida en un lugar llamado “Cuesta Vieja”, se el esfuerzo y el trabajo que se requiere para llegar a la cima de un lugar. Para ascender a Dios y gustar de su gloria es necesario subir el monte.

En una ocasión le preguntaron a Beethoven, ¿que quisiste decir al componer la 5ta. Sinfonía? Y el maestro le responde, si lo pudiera decir no la hubiera creado. Igualmente hay experiencias personales con Dios que no podemos leerlas en los libros, ni expresarlas en palabras. Tenemos que subir al monte y allí frente a su presencia sentir su amor, su perdón y su gracia.

Segundo, me llama la atención el hecho de que esta Ley haya sido escrita en piedra y no en madera o en un pergamino. Mas que una alusión a la inflexibilidad del carácter de Dios, yo lo interpreto como un modo de expresarnos a nosotros seres humanos limitados y finitos, que cuando subimos al monte, -en contraste con la vida terrenal- la experiencia con Dios es de carácter permanente y eterna. Queda impresa en nosotros como cuando el cincel cala la piedra y deja su huella para siempre. Todo lo que vivamos en esta vida no se compara a lo que Dios tiene que enseZarnos.

Lo que me lleva al tercer punto. Dios le dice a Moisés, que estos mandamientos los ha escrito para enseZarles. La metáfora del Dios pedagogo. Y yo que vivo a diario el contexto de lo que significa una escuela, puedo descubrir en estas palabras a un Dios paciente, un Dios amoroso que anhela enseZarnos el camino de la vida.

Todo buen maestro sabe lo difícil que es lograr que sus alumnos aprendan la lección, no en la cabeza sino de corazón. Esta semana un joven me decía en nuestro colegio, que como uno de los maestros le había cambiado el examen de fecha se le iba a “romper la botella.” (una expresión común de los estudiantes para referirse a vaciar todo lo que saben como el papagayo). Esta es otra imagen para decir que aquello que se estudió, se hizo con el fin especifico de pasar un examen o de vaciar la “botella” en el papel. Algo limitado, temporal. Esta seria la tristeza de cualquier buen maestro. Para el buen maestro su satisfacción no es que sus muchachos saque todos “100”, su satisfacción esta en que guarden y vivan a la altura de sus enseZanzas.

Jesús junto a sus discípulos suben a un monte alto. El nombre del monte no es tan importante para Mateo como para recordarlo pero si su prominencia. Y dice que allí frente a Pedro, Jacobo y Juan Jesús se transfiguro. Una palabra para describir un evento milagroso que Mateo describe, “resplandeció su rostro como el sol y sus vestido se hicieron blancos como la luz...”

Los discípulos tan maravillados al ver semejante cosa, quisieron quedarse allí, extasiados con aquel evento. Tuvieron miedo. Y Jesús les enseZa diciendo: ‘levántense y no teman’. Y bajaron juntos el monte.

Subimos al monte para tener un encuentro con Dios, bajamos del monte para tener un encuentro con el prójimo.

En aquellos días cuando era nuevo en la ciudad y me perdía mucho en un lugar, especialmente en San Juan, comencé a implementar una técnica que desarrollé y que todavía utilizo. Cuando me pierdo, miro a mi alrededor y busco un punto alto, como una Iglesia o un edificio y me dejo guiar por este punto de referencia.

Cuando Jesús nos invita al monte, al lugar alto, deja de ser importante si la vida es como un laberinto, como un examen o como un acertijo. El quiere que al menos comprendas que si lo miras a El como punto de referencia, como eje y centro del mapa de tu vida, quizás te perderás una o dos horas, pero al final hallaras el camino de vuelta a casa.

Sentirás como los discípulos la mano sobre tu hombro de Jesús que te dirá ‘levántate y no temas’ ‘sígueme’ ‘confía en mi’, ‘yo ya caminé por ese camino y conozco la ruta de como salir’ ‘toma mi mano subamos al monte para ver la gloria de Dios’. Iglesia, subamos por Cristo y bajemos junto a Cristo, nuestro SeZor para enfrentar este dolor temporero con la fiesta eterna de su gloria. No tengamos miedo El está de nuestro lado por siempre, amen.

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