Celebración para el Día de la Tierra
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El aliento de vida de Dios: Protegiendo el obsequio sagrado del Aire
(para celebrar el Día de la Tierra: 22 de abril)
LLAMADO A LA ADORACION
Oh Dios, Espíritu Santo, cuyo aliento da vida al mundo y cuya voz escuchamos en la brisa suave necesitamos tu fortaleza y tu sabiduría. Ven a nosotros y entre nosotros ven como el viento y límpianos. Nos unimos con tu creación y con los demás para cantar la canción de las estrellas, para regocijarnos con la luz del
sol y para refrescar el aire.
ORACION DE ACCION DE GRACIAS
Líder: Te damos gracias Dios Creador, soberano del cielo. Con tu Palabra el cielo fue formado y con tu palabra lo sostienes.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Te damos gracias, Dios de Gracia, por la inmensidad de tu universo, por el viento, y la altura inmensurable del cielo azul.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Te damos gracias, gobernador del universo, por las estrellas, por la energía del sol, por lo que vemos y lo que no vemos.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Tú creaste el universo como un vestido sin costura y ubicaste la atmósfera sobre nosotros, para protegernos.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Desde el cielo envías las lluvias a los montes y la tierra se llena de tus bendiciones.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
ORACION DE CONFESION
Líder: Dador de vida, en medio del aire contaminado, gemimos con la creación.
Pueblo: Señor, ten piedad.
Líder: Por las veces que hemos fallado en pensar en el daño que hemos hecho.
Pueblo: Señor, ten piedad.
Líder: Por nuestro saqueo imprudente y los desechos creados.
Pueblo: Señor, ten piedad.
ASEGURANDO EL AMOR DE DIOS
Líder: Somos hijos de Dios y cargamos con nosotros la promesa de que somos amados. Cada día es un nuevo día. El futuro aún está abierto.
Actuemos con amor y con justicia.
PALABRAS DE ENVIO: COMPROMISO DEL PUEBLO
Líder: Dios nuestro y Creador, nos haz hecho uno con esta tierra, para cuidarla y para dar frutos buenos. Ayúdanos a tener propósito y esperanza, con fe y con gozo, en verdad y en libertad.
Pueblo: Envíanos, Espíritu de Dios.
Líder: Confiamos en Dios, quien nos llama a ser la Iglesia para amar y para salvar a toda la creación para servir a la justicia y para resistir el mal para proclamar a Cristo, nuestro Juez y nuestra Esperanza.
Pueblo: Envíanos, Brisa de Dios.
+++++++++++
IDEAS PARA EL SERMON:
La historia de la creación comienza (Génesis 1:2-31) con el Espíritu de Dios moviéndose sobre la faz de las aguas. A lo largo de cada etapa de la creación, Dios ve su creación y dice que es buena.
Finalmente, en el sexto día, Dios miró "todo lo que había hecho" y dijo que era "muy bueno".
EL VIENTO Y EL ESPIRITU. El Espíritu de Dios en los primeros versículos del Génesis (v2) también puede ser traducido como "un viento de Dios" o "una gran brisa". Continuando con esta conexión entre la brisa y el Espíritu, vemos a Jesús diciéndole a Nicodemo en el Evangelio de Juan (3:8), "El viento sopla donde
quiere y tú oyes su silbido pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así le sucede al que ha nacido del Espíritu." La palabra para viento y espíritu es la misma tanto en el hebreo (ruah) como en el
griego (pneuma). Ruah también es la palabra para el aliento de Dios que dio vida a los primeros padres de la humanidad, al ser creados en el Génesis. Por lo tanto, el Espíritu está en todos lados, al igual que el viento, y en nosotros, como el Espíritu. Somos
santificados con cada aliento que tomamos: la creación de Dios (el aire mismo) simboliza el Espíritu Santo de Dios quien, como oran los ortodoxos, "está presente en todas partes y llena todas las cosas."
El aire, entonces, está conectado íntimamente con nuestra vida y supervivencia y además nos recuerda al Espíritu que nos da vida.
DE BENDICION A CALAMIDAD. Nuestros antepasados en la fe vivieron en la presencia del Espíritu Santo de Dios, trayéndoles "todo regalo valioso...de lo alto'''' (Santiago 1:17). Ellos vivieron vidas que estaban mucho más integradas con el mundo natural, donde cada estación era una fuente de acción de gracias, un regalo de Dios "de quien fluyen todas las bendiciones." Ellos mostraban reverencia
por todos los aspectos de la creación, incluyendo el aire, el cual le recordaba al Espíritu Santo. Ellos fueron testigos de las muchas bendiciones que llovieron del cielo. Pero nosotros, los seres humanos modernos, hemos cambiado todo eso. Ahora, las lluvias pueden
traer muerte cuando son ácidas y el aire que respiramos está lleno de sustancias nocivas, como el mercurio, el plomo, y el hollín emitidos estos por las fábricas, las plantas energéticas o los incineradores, y nuestros vehículos. El aire sobre nosotros, en
vez de ser fuente de bendición de Dios, ha sido cambiado. Lo hemos recreado a nuestra propia imagen -nuestra imagen caída- y se ha convertido en fuente de calamidad.
¿Alguna vez haz visto el cielo claro y azul en un día soleado, sobre todo desde una montaña u otro lugar alto? Un cielo así se ve como si no tuviera fin. Así fue como lo vieron nuestros antepasados pero hoy sabemos que no es así. La atmósfera de la tierra es
notablemente delgada y frágil y es más fácil dañarla que repararla.
El daño que nuestra economía industrial ha creado es tan serio que ahora a todos nos hace daño, a nuestros hijos y a las demás criaturas con quienes compartimos esta preciosa tierra.
RESPUESTA CRISTIANA. Mucha gente alzaría sus brazos en desesperación si tuvieran que enfrentarse a la enormidad de retos que tenemos a la mano, como la limpieza del ambiente y la restauración del aire.
Como cristianos, sabemos que esta nunca es una opción. Más bien, debemos alzar nuestras manos en acción de gracias en el día de la tierra porque creemos en un Dios que no nos abandona a pesar de
nuestro pecado. El Espíritu Santo, en cambio, nos llama al arrepentimiento, a cambiar nuestras mentes y corazones - y modos de vivir - por el bien de una creación de Dios saqueada la misma creación que Dios una vez declaró como "muy buena". En la medida que el Espíritu de Dios se mueve en nuestros corazones, nuestro propio espíritu es renovado desde adentro, en una fe y un amor revividos.
Todo lo que hacemos, en el cuidado amoroso de las criaturas de Dios y del mundo sufriente, lo hacemos en fidelidad con el Creador y como testigos del Reino que Dios, en Cristo, proclamó.
-
Este material fue traducido por Neddy Astudillo a partir de un material para el Día de la Tierra, puesto a la disposición por el Grupo de Trabajo para la Eco-Justicia del Consejo Nacional de Iglesias de los EEUU. El tema de inspiración para este ''''Domingo de
la Tierra'''' es "El aliento de vida de Dios: Protegiendo el obsequio sagrado del Aire."
2004 © Red de Liturgia y Recursos de Educación Cristiana de CLAI-CELADEC
(para celebrar el Día de la Tierra: 22 de abril)
LLAMADO A LA ADORACION
Oh Dios, Espíritu Santo, cuyo aliento da vida al mundo y cuya voz escuchamos en la brisa suave necesitamos tu fortaleza y tu sabiduría. Ven a nosotros y entre nosotros ven como el viento y límpianos. Nos unimos con tu creación y con los demás para cantar la canción de las estrellas, para regocijarnos con la luz del
sol y para refrescar el aire.
ORACION DE ACCION DE GRACIAS
Líder: Te damos gracias Dios Creador, soberano del cielo. Con tu Palabra el cielo fue formado y con tu palabra lo sostienes.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Te damos gracias, Dios de Gracia, por la inmensidad de tu universo, por el viento, y la altura inmensurable del cielo azul.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Te damos gracias, gobernador del universo, por las estrellas, por la energía del sol, por lo que vemos y lo que no vemos.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Tú creaste el universo como un vestido sin costura y ubicaste la atmósfera sobre nosotros, para protegernos.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
Líder: Desde el cielo envías las lluvias a los montes y la tierra se llena de tus bendiciones.
Pueblo: Alaba a Dios, alma mía!
ORACION DE CONFESION
Líder: Dador de vida, en medio del aire contaminado, gemimos con la creación.
Pueblo: Señor, ten piedad.
Líder: Por las veces que hemos fallado en pensar en el daño que hemos hecho.
Pueblo: Señor, ten piedad.
Líder: Por nuestro saqueo imprudente y los desechos creados.
Pueblo: Señor, ten piedad.
ASEGURANDO EL AMOR DE DIOS
Líder: Somos hijos de Dios y cargamos con nosotros la promesa de que somos amados. Cada día es un nuevo día. El futuro aún está abierto.
Actuemos con amor y con justicia.
PALABRAS DE ENVIO: COMPROMISO DEL PUEBLO
Líder: Dios nuestro y Creador, nos haz hecho uno con esta tierra, para cuidarla y para dar frutos buenos. Ayúdanos a tener propósito y esperanza, con fe y con gozo, en verdad y en libertad.
Pueblo: Envíanos, Espíritu de Dios.
Líder: Confiamos en Dios, quien nos llama a ser la Iglesia para amar y para salvar a toda la creación para servir a la justicia y para resistir el mal para proclamar a Cristo, nuestro Juez y nuestra Esperanza.
Pueblo: Envíanos, Brisa de Dios.
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IDEAS PARA EL SERMON:
La historia de la creación comienza (Génesis 1:2-31) con el Espíritu de Dios moviéndose sobre la faz de las aguas. A lo largo de cada etapa de la creación, Dios ve su creación y dice que es buena.
Finalmente, en el sexto día, Dios miró "todo lo que había hecho" y dijo que era "muy bueno".
EL VIENTO Y EL ESPIRITU. El Espíritu de Dios en los primeros versículos del Génesis (v2) también puede ser traducido como "un viento de Dios" o "una gran brisa". Continuando con esta conexión entre la brisa y el Espíritu, vemos a Jesús diciéndole a Nicodemo en el Evangelio de Juan (3:8), "El viento sopla donde
quiere y tú oyes su silbido pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así le sucede al que ha nacido del Espíritu." La palabra para viento y espíritu es la misma tanto en el hebreo (ruah) como en el
griego (pneuma). Ruah también es la palabra para el aliento de Dios que dio vida a los primeros padres de la humanidad, al ser creados en el Génesis. Por lo tanto, el Espíritu está en todos lados, al igual que el viento, y en nosotros, como el Espíritu. Somos
santificados con cada aliento que tomamos: la creación de Dios (el aire mismo) simboliza el Espíritu Santo de Dios quien, como oran los ortodoxos, "está presente en todas partes y llena todas las cosas."
El aire, entonces, está conectado íntimamente con nuestra vida y supervivencia y además nos recuerda al Espíritu que nos da vida.
DE BENDICION A CALAMIDAD. Nuestros antepasados en la fe vivieron en la presencia del Espíritu Santo de Dios, trayéndoles "todo regalo valioso...de lo alto'''' (Santiago 1:17). Ellos vivieron vidas que estaban mucho más integradas con el mundo natural, donde cada estación era una fuente de acción de gracias, un regalo de Dios "de quien fluyen todas las bendiciones." Ellos mostraban reverencia
por todos los aspectos de la creación, incluyendo el aire, el cual le recordaba al Espíritu Santo. Ellos fueron testigos de las muchas bendiciones que llovieron del cielo. Pero nosotros, los seres humanos modernos, hemos cambiado todo eso. Ahora, las lluvias pueden
traer muerte cuando son ácidas y el aire que respiramos está lleno de sustancias nocivas, como el mercurio, el plomo, y el hollín emitidos estos por las fábricas, las plantas energéticas o los incineradores, y nuestros vehículos. El aire sobre nosotros, en
vez de ser fuente de bendición de Dios, ha sido cambiado. Lo hemos recreado a nuestra propia imagen -nuestra imagen caída- y se ha convertido en fuente de calamidad.
¿Alguna vez haz visto el cielo claro y azul en un día soleado, sobre todo desde una montaña u otro lugar alto? Un cielo así se ve como si no tuviera fin. Así fue como lo vieron nuestros antepasados pero hoy sabemos que no es así. La atmósfera de la tierra es
notablemente delgada y frágil y es más fácil dañarla que repararla.
El daño que nuestra economía industrial ha creado es tan serio que ahora a todos nos hace daño, a nuestros hijos y a las demás criaturas con quienes compartimos esta preciosa tierra.
RESPUESTA CRISTIANA. Mucha gente alzaría sus brazos en desesperación si tuvieran que enfrentarse a la enormidad de retos que tenemos a la mano, como la limpieza del ambiente y la restauración del aire.
Como cristianos, sabemos que esta nunca es una opción. Más bien, debemos alzar nuestras manos en acción de gracias en el día de la tierra porque creemos en un Dios que no nos abandona a pesar de
nuestro pecado. El Espíritu Santo, en cambio, nos llama al arrepentimiento, a cambiar nuestras mentes y corazones - y modos de vivir - por el bien de una creación de Dios saqueada la misma creación que Dios una vez declaró como "muy buena". En la medida que el Espíritu de Dios se mueve en nuestros corazones, nuestro propio espíritu es renovado desde adentro, en una fe y un amor revividos.
Todo lo que hacemos, en el cuidado amoroso de las criaturas de Dios y del mundo sufriente, lo hacemos en fidelidad con el Creador y como testigos del Reino que Dios, en Cristo, proclamó.
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Este material fue traducido por Neddy Astudillo a partir de un material para el Día de la Tierra, puesto a la disposición por el Grupo de Trabajo para la Eco-Justicia del Consejo Nacional de Iglesias de los EEUU. El tema de inspiración para este ''''Domingo de
la Tierra'''' es "El aliento de vida de Dios: Protegiendo el obsequio sagrado del Aire."
2004 © Red de Liturgia y Recursos de Educación Cristiana de CLAI-CELADEC