CAMINO DE EMAUS

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¿Cuándo y como llego?
No sé la hora ni el instante preciso,
pero un día El llegó a mi camino,
quietamente, sin rumor, sin estruendo.
Como inicia el alba.
Como empieza el rocío a formarse en el cáliz de las
flores.
Como empieza la estrella a afirmarse en los cielos del
crepúsculo.
Como empieza a formarse en las duras entrañas de la
tierra, el subterráneo manantial que un día aflorará
en riachuelo, y se irá transformando en río y en
torrente.

Así fue. Entre el polvo de mi sendero abrupto y
solitario, apareció-no sé cuándo ni cómo- y
silenciosamente se colocó a mi vera.
No supe que era El, mas yo sentía más firme ahora el
báculo, más fuerte y más ligero el pie, más puro el
aire, más ancho el horizonte y menos fatigosa la
jornada.

Y empecé a ver que el polvo del camino se me iba
haciendo polvo de oro al sol de aquella su presencia
misteriosa,
y a sentir que cautivo iba quedando del dulce compañero
mi albedrío,
y que empezaba a arder mi corazón...

Así fue. ¿Cuándo y cómo?
No lo sé, pero un día
tuve ya un Compañero en mi camino.
¡Y era El!

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