Cambiando el Aceite

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(Efesios 5:18)

INTRODUCCION

El aceite es un ingrediente vital para nuestra vida, uno de los ejemplos lo tenemos en el buen funcionamiento de un
vehículo, si está lubricado con aceite. De la misma forma, en la vida espiritual, debemos tener constantemente del aceite de Dios en nosotros, que lo recibimos a través del Espíritu Santo. En el N. T. se usa de una manera simbólica en varias ocasiones. En Mateo 25 se relata la parábola de las diez vírgenes y el aceite que se menciona para la utilización de las lámparas es símbolo del Espíritu Santo.

Una de las cosas que tenemos que hacer para prepararnos para la venida del Señor es lubricar nuestra lámpara con aceite para que seamos luz al mundo. En Romanos 2:20 dice que somos luz de los que
están en tinieblas. Cuando reconocemos a Cristo, comenzamos a resplandecer, a dar luz porque Jesús nació en nosotros "Levántate,
resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti"


PROPOSICION

A continuación estudiaremos algunos usos que tiene el aceite, figura del Espíritu Santo, en nosotros.


1.- PARA SANAR HERIDAS (Lc.10:34 "y... vendó sus heridas, echándoles aceite y vino")


Esta es la parábola del buen samaritano que vio a un hombre golpeado, maltratado, que venía de Jerusalén a Jericó. A este hombre
lastimado lo vio un sacerdote, pero no lo ayudó, pasó de largo; también pasó un levita y no le ayudó. Acercándose un samaritano tuvo misericordia de él, vendó sus heridas echándoles aceite y vino. El sacerdote y el levita tipifican la religión y la ley. Hay mucha gente que viene herida y golpeada de las calles y en muchas congregaciones se hace acepción de personas, quizá el ministro pasó desapercibido y no lo ayudó, pero hay un Buen Samaritano que no pasa de largo sin
tener misericordia de aquellos que vienen heridos en busca de ayuda, se llama Jesucristo, el que derrama sobre nuestras heridas su aceite maravilloso que es el Espíritu Santo.


2.- PARA QUE LA LAMPARA ARDA CONTINUAMENTE (Ex.27:20 "que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado")


Las lámparas que se utilizaban en la antigüedad eran candelabros. Por dentro tenían un vacío para echarle aceite para que
alumbrara y ardiera constantemente. El sacerdote tomaba un utensilio para limpiar la lámpara del hollín. Nosotros somos como las lámparas, debemos estar llenos del aceite de Dios, pero muchas veces hay
estorbos en nuestra vida que no limpiamos y nuestra lámpara deja de arder. Una cosa que puede estropear la luz de Cristo en nosotros es el hollín de nuestro caminar en pecado; debe ser limpiado constantemente con la oración de arrepentimiento. Cuando no buscamos la limpieza de esas áreas, se va acumulando la maldad, hasta tapar la luz de Dios. En Mt.6:22 dice "La lámpara del cuerpo es el ojo, así que , si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si
tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas". Si lo que vemos es agradable a Dios, entonces todo nuestro cuerpo estará lleno de luz, pero si vemos lo que no conviene, entonces estaremos en tinieblas. Es importante que limpiemos el hollín de nuestro caminar con la Palabra de Dios. Que lo que nuestros ojos vean sea agradable
al Señor para que nuestra lámpara arda continuamente.


3.- PARA QUITAR LA TRISTEZA (2Sam.14:2 "y te vistas ropas de luto, y no te unjas con aceite")


Esta mujer iba a fingir luto, pero Joab le dijo que no se ungiera con aceite sino que fingiera tristeza y duelo. Muchas veces
tenemos experiencias muy duras en nuestra vida y quedamos postrados en el camino, llenos de tristeza y luto, pero el Señor nos ha ungido con óleo de alegría. "Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros" (Salmo 45:07) Tenemos el privilegio de que sí está el aceite de Dios dentro de nosotros.


CONCLUSION

Nuestro Buen Samaritano es Cristo, el que no pasa desapercibido sin curar nuestras heridas con su aceite maravilloso que es el Espíritu Santo. Para que nuestra lámpara arda continuamente debemos limpiar nuestro caminar con Dios. Debemos cuidar nuestros ojos de ver lo que es agradable a Dios para que iluminemos y no estemos en tinieblas. El aceite de Dios en nosotros quitará toda tristeza de luto en nuestras vidas, porque si andamos en rectitud delante de sus ojos, seremos ungidos con óleo de alegría.

La Iglesia de Cristo podrá salir adelante a pesar de los problemas que haya, con la fuerza del poder del Espíritu Santo que hará próspera la obra de nuestras manos.

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