Arenga de Amor

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Compañeros de jornada

Quiero con el alma herida
extenderme hasta sus almas.
Callemos por un momento
tanta palabra,
tanto grito,
tanta farsa,
tanto panfleto y mentira,
tanto odio
tanto rencor en los ojos,
tanta violencia aguantada.

Olvidemos un segundo
las luchas de los partidos,
tantos crímenes del alma,
tanta muerte de inocentes,
tanta sangre derramada,
tanta tristeza en las calles,
tanto terror,
tanta lágrima.

Hermanémonos, hermanos,
de verdad, no de palabra.


¡Que surja un hombre nuevo,
nuevo del alma!


No más guerras de Hiro-Shima,
no más Viet-Nam,
no más prejuicios en África,
no más atropello en Cuba,
no más muertes en Croacia.

No más luchas de poderes
Ni intervenciones extrañas.
Sin imperios traicioneros
Que destruyen toda calma.
…Ni de un bando ni del otro…

¡Juntos formemos la Patria!
una gran Patria sin nombre
una gran Patria integrada
por todos los que en la tierra
formamos la raza humana.

Juntos bajo un mismo cielo
sin colores y sin castas,
sin opresor ni oprimido
sin riquezas mal ganadas
compartiendo como hermanos
el mismo pan, la misma casa.


Perdonando al enemigo,
recibiendo al extranjero,
alimentando alas viudas
y cuidando a los enfermos.

¡Más misericordia, hermanos!
¡Más justicia verdadera!
¡Más amor, menos violencia,
menos orgullo y soberbia!

Hagamos un mundo nuevo
recordando a aquel que un día
visitara nuestro suelo
enseñándonos el modo
de volver la vista al cielo.

Sigamos la ruta, hermanos.
¡Adelante, compañeros!

Caminemos de la mano
tras las huellas del Maestro.

Olvidemos lo pasado,
emprendamos rumbo nuevo.
Proclamemos la victoria del Amor
en nuestro suelo.

Entreguemos ya las armas del terror
y esperemos
que una aurora resplandezca
con la luz del Evangelio.




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