Amado mío
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¡Heme aquí, amado mío!
Escuché tu llamado desde más allá de los mares,
y sentí la caricia de tus alas,
desperté y dejé mi lecho,
y todo lo que en el había.
¡Heme aquí! de pie bajo el almendro florecido,
escuchando la voz de tu espíritu.
Habla, amado mío
y deja que tu palabra se mezcle con la brisa que viene a mi,
desde lo profundo de tu corazón.
Háblame,amado,
dame de tu boca el agua viva,
pues sedienta está mi alma de ti.
¡Oh cuán dulce es tu fuente mi Señor!,
¡Cuán dulces son tus labios, cuando en la intimidad me llamas por mi nombre,
invitándome a tu mesa!
Mas yo, atónito por tal gentileza,
enmudezco y mi corazón se desborda de vida por tu amor,
rebozando así de mis ojos lágrimas,
que secas con tus labios.
Acerta dador de vida con tu Espíritu en esta cita,
derrámate sobre toda carne,
sobre esta Colombia tuya que agoniza en el desierto,
derrama tus cántaros de agua viva en mi pueblo,
y así en esta tierra árida veremos
como retoñan los nuevos pámpanos que te adoren en espiritu y en verdad,
porque tales adoradores tú buscas que te adoren.
Escuché tu llamado desde más allá de los mares,
y sentí la caricia de tus alas,
desperté y dejé mi lecho,
y todo lo que en el había.
¡Heme aquí! de pie bajo el almendro florecido,
escuchando la voz de tu espíritu.
Habla, amado mío
y deja que tu palabra se mezcle con la brisa que viene a mi,
desde lo profundo de tu corazón.
Háblame,amado,
dame de tu boca el agua viva,
pues sedienta está mi alma de ti.
¡Oh cuán dulce es tu fuente mi Señor!,
¡Cuán dulces son tus labios, cuando en la intimidad me llamas por mi nombre,
invitándome a tu mesa!
Mas yo, atónito por tal gentileza,
enmudezco y mi corazón se desborda de vida por tu amor,
rebozando así de mis ojos lágrimas,
que secas con tus labios.
Acerta dador de vida con tu Espíritu en esta cita,
derrámate sobre toda carne,
sobre esta Colombia tuya que agoniza en el desierto,
derrama tus cántaros de agua viva en mi pueblo,
y así en esta tierra árida veremos
como retoñan los nuevos pámpanos que te adoren en espiritu y en verdad,
porque tales adoradores tú buscas que te adoren.