Alma bendice al Señor - Historia de un himno

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«Alma, bendice al Señor, Rey potente de gloria».
Es uno de los himnos cristianos más conocidos. Lo cantan alemanes católicos y evangélicos, como también muchos cristianos de otras lenguas a las que el himno fue traducido.
El nombre de su autor lo conocen aún quienes nunca entonaron sus cantos, ni se interesan por la historia de la música o de la iglesia: Joachim Neander.
Es su apellido con el que fue nombrado el valle entre Düsseldorf y Mettmann, en Alemania, el "Neandertal", donde en 1956 se hizo el hallazgo de los famosos restos de esqueleto del "hombre de Neandertal".
Joachim Neander nació en 1650 en Bremen, no se tiene conocimiento de la fecha exacta. Varios de sus antepasados fueron pastores. El abuelo dejó el luteranismo para ser predicador reformado. Su padre fue maestro en el "Pedagogium", una especie de pre-univisitario.
Después de la muerte del padre, Joachim se pasó del pedagogium a la univarsidad e inició el estudio de teología.
La influencia decisiva la recibió hacia la finalización de sus estudios cuando escuchó al predicador pietista Theodor Undereyck en la iglesia de "San Martín", de Bremen. Éste predicaba con vehemencia contra la secularización de la sociedad en la rica ciudad hanseática, introdujo la enseñanza bíblica para niños y jóvenes, y aún para la servidumbre y
demás personas de la clase social más baja.
Neander cambió su vida totalmente, sintiendo a "este hombre bueno" como "su padre espiritual".
La congregación reformada de Düsseldorf lo llamó en 1674 a ocupar el rectorado de la escuela de latín. El cargo abarcaba la vigilancia de los alumnos durante los cultos en la iglesia. También debía hacerse cargo de algunas predicaciones.
Se fueron produciendo conflictos entre el cosistorio (la comisión directiva) y Neander porque éste solía participar en grupos de estudios bíblicos, canto y oración, cuyos integrantes poco a poco dejaban de asistir a los cultos de la iglesia.
Así, en 1679, Neander aceptó gustoso el llamado de Undereyck para ser pastor auxiliar en Bremen.
En Pentecostés del año siguiente, el 31 de mayo de 1680, falleció allí, con sólo 30 años.
No se había casado y aún no había sido ordenado pastor. No se sabe si llegó a ver el libro recién editado, conteniendo sus canciones y poesías. La mayor parte de las mismas las había compuesto en Düsseldorf.
Para ello, a menudo había salido de la ciudad, dirigiéndose precisamente a ese valle que más tarde recibió su nombre.
Neander le dio vida al canto de las iglesias reformadas, hasta entonces acostumbradas a cantar sólo versiones monótonas de los salmos.
Quería que sus cantos piadosos sirvieran para edificar, pero que también resistieran los análisis del pensamiento claro. Sus textos son sencillos, sin mucho brillo poético, pero cálidos y cordiales, libres de toda mística. Como ejemplo citemos una estrofa de un canto que no llegó a estar en nuestros himnarios:
«El día se acaba; ¡quédate conmigo, mi Jesús! Oh luz del alma, ahuyenta
la noche del pecado. En mí nace, oh resplandor de la justicia.
Ilumíname, Señor; es tiempo ya.»

Aún más allá de las comunidades reformadas fue muy grande el interés en los cantos de Joachim Neander: ya en 1716 habían sido editadas seis ediciones de su libro de cantos.
El que tal vez sea el más conocido de ellos, "Alma, bendice al Señor", está bien anclado en la tradición reformada: se atiene estrictamente a los salmos. Pero no a uno solo, sino que de diversos salmos recoge las partes adecuadas para el himno. La melodía es originalmente de un canto universitario. No fue Neander el último que la utilizara, pero con su himno, la melodía también llegó a conocerse mundialmente.

(Adaptado de: Jürgen Israel, O Seelenlicht, en Zeichen der Zeit 2/2000)
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