Ahí está Jesús

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Quiero decirte, hermano(a), que no te desalientes
cuando sientas que tu vida se sumerge en el dolor,
pues hay una mano tierna que vigila nuestra senda.
Es la mano amorosa de Jesús, nuestro Señor.

Quiero decirte, hermano(a), que detrás de cada espina
Se encuentra una rosa abierta que nos regala su olor
y que detrás de la nube que entristece nuestros días
veremos nacer la aurora en infinito fulgor.

Quiero decirte, hermano(a), que la vida no es tan dura
si dejamos nuestras cargas en las manos de Jesús,
pues su amor tan grande y puro se ha vertido por los hombres
desde que entregó su vida por nosotros en la cruz.

La paz que Dios nos ofrece, no es como el mundo la da.
Brota en el alma del hombre como fruto de Su Espíritu
Y florece aunque se agiten los vientos y ruja la tempestad.

Por eso te digo, hermano(a), que si le entregas tu vida,
con tus luchas y tus penas a Jesús el Salvador,
Él transformará las sombras con la luz de un nuevo día
y con Su luz admirable, echará fuera el temor.

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