2 Tesalonicenses 1:1-4, 11-12
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Isaías 1:10-18; Salmo 32:1-8; 2 Tesalonicenses 1:1-4.11-12; Lucas 19:1-10
Análisis
Salutación (1,1-2)
El texto del saludo es muy similar a 1 Tes El autor nuevamente aparece como un autor colectivo, salvo en 2,5 y en 3,17. El dato de que Dios es llamado nuestro Padre no es un hecho menor: Dios no es solo el Padre de Jesús, sino que, en Jesús, lo es de todos los creyentes. Este dato es propio de la teología paulina y se desarrollará en otros escritos posteriores (v. g. Ro 8,12-17.23.28-30; Gál 3, 23-4,7). La extensión del ser “hijos de Dios”, ahora pasa de la exclusividad al pueblo judío a la totalidad de los creyentes, sin otro requisito que la fe.
Entre la gratitud y la ira (1,3-12)
El capítulo primero de esta carta muestra una fuerte tensión entre la vida de la comunidad de fe y la situación externa que soporta. Si la carta es del tiempo de Pablo, esto significaría que el grupo apostólico tiene información de que la situación de asedio a la nueva comunidad ha recrudecido, y si bien la iglesia se mantiene firme, sus detractores están creando un clima de hostilidad que suscita la ira divina y humana. El capítulo se abre con una acción de gracias por la fidelidad presente de la comunidad de fe, en un lenguaje muy próximo a 1 Tes, aun cuando ya aparece en el v. 4 una mención a la persecución. Esta mención se incrementa a partir del v. 6, con un lenguaje muy fuerte hacia los agresores externos. Los vv. 11 y 12 vuelven al tono de la oración, ahora en intercesión para que el Señor siga sosteniendo la vocación de los creyentes. Esto genera esquema simple, que podemos diagramar así:
A: Acción de Gracias y testimonio comunitario (3-4)
B: Persecución y retribución (5-10)
A’: Oración por firmeza en el testimonio (11-12)
El leccionario toma las parte de oración y saltea la referencia a la persecución. Veamos ahora estos puntos.
La acción de gracias (1,3-4)
En su expresión y lenguaje el texto sigue de cerca a 1 Tes también en este punto. Se destaca nuevamente el uso de “hermanos”, que caracteriza a la correspondencia paulina, y que será usado en el texto de la carta 9 veces. El grupo apostólico “debe” dar gracias a Dios por ellos, como es digno. La expresión encierra cierta ambigüedad, pues “como es digno” se puede referir a Dios (Dar gracias a Dios como es digno – de Dios), pero también a los creyentes de Tesalónica (es digno, que en este caso se podría traducir como “de valor”, dar gracias – a Dios – por ellos, pues la fe crece…). La expresión se repetirá en 2,13, pero en ningún otro lugar de las cartas paulinas. En este contexto aparecerá la idea de que hay un cierto orgullo del grupo misionero frente a las demás iglesias por la fidelidad de esta comunidad (v. 4, cf. 1 Tes 1,8 y 2,19). El agradecimiento tiene motivos: la fe crece abundantemente (recordemos que Pablo en 1 Tes se habría propuesto “completar lo que falta a vuestra fe, 1 Tes 3,10), como también el amor fraterno. Aquí se destaca que este amor es personal, toma en cuenta a cada uno. Pero cabe notar que no aparece la tríada completa de virtudes, pues si bien se hace referencia a la fe y al amor, no así a la esperanza. Siendo que 1 Tes se escribió “para que no queden sin esperanza” (1 Tes 4,13) y que el tema central de la carta versa sobre la dimensión escatológica de la fe, este es un dato llamativo, pues la palabra esperanza aparece una sola vez (2 Tes 2,16) en una expresión formal.
En el v. 4 aparece la primera mención a persecuciones y tribulaciones. La palabra “persecución” no se encuentra en 1 Tes, y solo dos veces en toda la correspondencia paulina mayormente considerada auténtica (Ro 8,35 y 2 Co 12,10, las dos veces en listas de padecimientos). También en 2 Tim 3:11. Pablo opta generalmente por la palabra tribulación, para mostrar el efecto de la persecución en la persona. Aquí aparecen ambas juntas. Es una ocasión para que esta congregación muestre su perseverancia. Las situaciones creadas por un entorno hostil solo encuentran una mayor firmeza, resistencia, por parte de los creyentes.
Oración por firmeza (11-12)
Esto lleva a que la oración sea continua. Como continua es la gratitud (v. 3), también lo es la intercesión. Si ellos son dignos y han sido dignificados para el Reino, esto no significa que el grupo misionero pueda dejar la oración, pues debe afianzarse esa vocación. La obra iniciada debe ser llevada a su fin, y en ello la comunidad creyente tiene una tarea: manifestar continuamente su fe y bondad. Esa es la forma en que es glorificado en el presente el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Es interesante que este “nuestro”, asume una nueva entidad: ahora reúne al grupo apostólico con la comunidad de fe. El texto juega con los pronombres personales “nuestro” y “vuestro”, mostrando que la gracia es lo que permite que en Dios y Cristo estos se fusionen.
Comentario homilético
Una línea de predicación puede ser el tema de la oración. En nuestros cultos y nuestra vida cotidiana dedicamos tiempo a la oración (seguramente menos del que deberíamos). Pero, estos textos nos ayudan a entender qué es orar, y por qué y quiénes oramos. Podemos usar estos pasajes para destacar el sentido de la oración como participación solidaria en la vida y testimonio de los demás. La oración es causa y motivo de gozo, y acompaña a los creyentes en los momentos duros, así como expresa el reconocimiento de unos por otros. También la oración afirma el sentido comunitario en la intercesión, y en ella se borra el “ustedes” y “nosotros”, porque nos reúne delante de Dios. Estos textos pueden ser usados como invitación a la oración, y también como ayudas para enseñarnos las formas de acompañamiento mutuo a los que la oración nos convoca.
Análisis
Salutación (1,1-2)
El texto del saludo es muy similar a 1 Tes El autor nuevamente aparece como un autor colectivo, salvo en 2,5 y en 3,17. El dato de que Dios es llamado nuestro Padre no es un hecho menor: Dios no es solo el Padre de Jesús, sino que, en Jesús, lo es de todos los creyentes. Este dato es propio de la teología paulina y se desarrollará en otros escritos posteriores (v. g. Ro 8,12-17.23.28-30; Gál 3, 23-4,7). La extensión del ser “hijos de Dios”, ahora pasa de la exclusividad al pueblo judío a la totalidad de los creyentes, sin otro requisito que la fe.
Entre la gratitud y la ira (1,3-12)
El capítulo primero de esta carta muestra una fuerte tensión entre la vida de la comunidad de fe y la situación externa que soporta. Si la carta es del tiempo de Pablo, esto significaría que el grupo apostólico tiene información de que la situación de asedio a la nueva comunidad ha recrudecido, y si bien la iglesia se mantiene firme, sus detractores están creando un clima de hostilidad que suscita la ira divina y humana. El capítulo se abre con una acción de gracias por la fidelidad presente de la comunidad de fe, en un lenguaje muy próximo a 1 Tes, aun cuando ya aparece en el v. 4 una mención a la persecución. Esta mención se incrementa a partir del v. 6, con un lenguaje muy fuerte hacia los agresores externos. Los vv. 11 y 12 vuelven al tono de la oración, ahora en intercesión para que el Señor siga sosteniendo la vocación de los creyentes. Esto genera esquema simple, que podemos diagramar así:
A: Acción de Gracias y testimonio comunitario (3-4)
B: Persecución y retribución (5-10)
A’: Oración por firmeza en el testimonio (11-12)
El leccionario toma las parte de oración y saltea la referencia a la persecución. Veamos ahora estos puntos.
La acción de gracias (1,3-4)
En su expresión y lenguaje el texto sigue de cerca a 1 Tes también en este punto. Se destaca nuevamente el uso de “hermanos”, que caracteriza a la correspondencia paulina, y que será usado en el texto de la carta 9 veces. El grupo apostólico “debe” dar gracias a Dios por ellos, como es digno. La expresión encierra cierta ambigüedad, pues “como es digno” se puede referir a Dios (Dar gracias a Dios como es digno – de Dios), pero también a los creyentes de Tesalónica (es digno, que en este caso se podría traducir como “de valor”, dar gracias – a Dios – por ellos, pues la fe crece…). La expresión se repetirá en 2,13, pero en ningún otro lugar de las cartas paulinas. En este contexto aparecerá la idea de que hay un cierto orgullo del grupo misionero frente a las demás iglesias por la fidelidad de esta comunidad (v. 4, cf. 1 Tes 1,8 y 2,19). El agradecimiento tiene motivos: la fe crece abundantemente (recordemos que Pablo en 1 Tes se habría propuesto “completar lo que falta a vuestra fe, 1 Tes 3,10), como también el amor fraterno. Aquí se destaca que este amor es personal, toma en cuenta a cada uno. Pero cabe notar que no aparece la tríada completa de virtudes, pues si bien se hace referencia a la fe y al amor, no así a la esperanza. Siendo que 1 Tes se escribió “para que no queden sin esperanza” (1 Tes 4,13) y que el tema central de la carta versa sobre la dimensión escatológica de la fe, este es un dato llamativo, pues la palabra esperanza aparece una sola vez (2 Tes 2,16) en una expresión formal.
En el v. 4 aparece la primera mención a persecuciones y tribulaciones. La palabra “persecución” no se encuentra en 1 Tes, y solo dos veces en toda la correspondencia paulina mayormente considerada auténtica (Ro 8,35 y 2 Co 12,10, las dos veces en listas de padecimientos). También en 2 Tim 3:11. Pablo opta generalmente por la palabra tribulación, para mostrar el efecto de la persecución en la persona. Aquí aparecen ambas juntas. Es una ocasión para que esta congregación muestre su perseverancia. Las situaciones creadas por un entorno hostil solo encuentran una mayor firmeza, resistencia, por parte de los creyentes.
Oración por firmeza (11-12)
Esto lleva a que la oración sea continua. Como continua es la gratitud (v. 3), también lo es la intercesión. Si ellos son dignos y han sido dignificados para el Reino, esto no significa que el grupo misionero pueda dejar la oración, pues debe afianzarse esa vocación. La obra iniciada debe ser llevada a su fin, y en ello la comunidad creyente tiene una tarea: manifestar continuamente su fe y bondad. Esa es la forma en que es glorificado en el presente el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Es interesante que este “nuestro”, asume una nueva entidad: ahora reúne al grupo apostólico con la comunidad de fe. El texto juega con los pronombres personales “nuestro” y “vuestro”, mostrando que la gracia es lo que permite que en Dios y Cristo estos se fusionen.
Comentario homilético
Una línea de predicación puede ser el tema de la oración. En nuestros cultos y nuestra vida cotidiana dedicamos tiempo a la oración (seguramente menos del que deberíamos). Pero, estos textos nos ayudan a entender qué es orar, y por qué y quiénes oramos. Podemos usar estos pasajes para destacar el sentido de la oración como participación solidaria en la vida y testimonio de los demás. La oración es causa y motivo de gozo, y acompaña a los creyentes en los momentos duros, así como expresa el reconocimiento de unos por otros. También la oración afirma el sentido comunitario en la intercesión, y en ella se borra el “ustedes” y “nosotros”, porque nos reúne delante de Dios. Estos textos pueden ser usados como invitación a la oración, y también como ayudas para enseñarnos las formas de acompañamiento mutuo a los que la oración nos convoca.