¿Qué Dios quiere de nosotros?

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¿Qué Dios quiere de nosotros?


Romanos 12.1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Introducción:
Cuando nos convertimos queremos entregarle todas nuestras pertenencias a Dios. Pero debemos entender que lo que realmente Dios quiere que le entreguemos nuestra vida, también quiere que le adoremos y no seamos espectadores.

Desarrollo:
Muchas veces podemos entrar al templo y sentarnos a ocupar un banco mas, podemos decir un Aleluya, una Gloria a Dios, etc. Pero sólo lo decimos de labios, no de corazón (Mc 7. 6 Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.) Entramos cargados y salimos cargados, sentimos que todo se nos cae encima, sentimos que Dios no nos oye y que lejos de nosotros. No vemos las promesas de Dios y no vemos que la gente se salve. Sabes porque sucede todo esto. Simple porque nos convertimos en meros espectadores de lo que ha de suceder durante el culto.
a. Queremos que el E. S. bautice a todos, debemos estar en un mismo pensar como sucedió el día de Pentecostés (Hch. 2.1).
b. Queremos que las murallas de depresión y desánimo se caigan, hagamos como los israelitas que marcharon en obediencia (Js 6.15).
c. Queremos tener paz, tenemos que glorificar y adorar al Señor (Sal 29.11).
d. Queremos ser bendecidos por Dios alabémosle (Ef 1. 3-6).
e. Queremos que las almas que han de ser añadidas vengan, debemos estar unánimes adorando y glorificando al Señor (Hch 2. 42-47).
f. Queremos que nuestras oraciones Dios las conteste perdónense los unos a los otros (Mr 11.24-26)
g. Queremos ser salvos, debemos de adorarle y glorificarle, porque si no podemos aquí en la tierra como podremos en el cielo por la eternidad, si venimos por rutina o por que no tenemos nada mas que hacer como podemos alcanzar la vida eterna.

Conclusión:
Así que si podemos entregar nuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Podremos alcanzar todo lo que El nos ha prometido. Si podemos ser verdaderos adoradores y no espectadores nuestro templos serán llenos de almas, nuestras vidas serán bendecidas y sobre todo podremos oír cuando la Trompeta suene.


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