+Derriba tus Ídolos
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DERRIBA TUS ÍDOLOS
Por Federico Aguilera.
[CITA BÍBLICA PRINCIPAL]
[JUECES 1: 28-33 – 2: 1-4]
1: 28 Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó.
29 Tampoco Efraín arrojó al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer.
30 Tampoco Zabulón arrojó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo habitó en medio de él, y le fue tributario.
31 Tampoco Aser arrojó a los que habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en Helba, en Afec y en Rehob.
32 Y moró Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra pues no los arrojó.
33 Tampoco Neftalí arrojó a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre los cananeos que habitaban en la tierra mas le fueron tributarios los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat.
2: 1 El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,
2 con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?
3 Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero.
4 Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.
[INTRODUCCION]
Había una niña a la que le gustaban mucho los collares. Un día que fue con su mamá de compras y vio en una tienda un collar de perlas de fantasía que le encantó. Por meses juntó todo el dinero que le daban sus padres para poder comprarse ese collar de perlas de plástico que tanto anhelaba. Llegó a ser tanto su amor por el collar de perlas de fantasía, que cuando lo compró no se lo quitaba ni siquiera para bañarse. Lo atesoraba, lo cuidaba, dormía con él, y cuando se levantaba, lo primero que hacía era tocarlo para ver si aun lo tenía puesto en el cuello por las mañanas.
Su papá iba todas las noches a contarle cuentos para que se durmiera, y cuando llegó esa noche a contarle un cuento, después de darle el beso de las buenas noches le preguntó:
-Hijita, ¿tú me quieres?
La niña le dijo que sí, que lo quería mucho, y entonces su padre le dijo:
-Regálame tu collar de perlas.
La niña reaccionó rápidamente y le contestó:
-No papá ¡Mis perlas no! Pero te doy a la Barbi, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy sus vestiditos y la camita y todo lo demás, ¿está bien papa?
-Si mi hijita, está bien, no importa, -y le dio a la niña el beso de las buenas noches.
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar de contarle su cuento
-Hijita, tú me quieres?...
-¡Si papá, tú sabes que te quiero mucho!
-Entonces, regálame tu collar de perlas.
-¡No papá! ¡Mis perlas, no!, pero te doy mi caballito de juguete, ¿lo recuerdas? Es mi favorito, su pelo es muy suave y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas. Tu puedes tenerlo si quieres papá.
-Si, hijita, está bien. Volvió a besarla y a darle las buenas noches.
Pocos días después la niña tuvo un sueño en donde veía a su padre que lloraba como un niño porque deseaba que ella le regalara su collar de perlas, pero ella no se lo quería entregar. Entonces a la siguiente noche lo esperó a que llegara a contarle su cuento, y cuando su padre entró en su dormitorio, la pequeña estiró sus manos hacia él y le dijo llorando:
-Toma papá.
Cuando ella abrió su manita, el padre vio que tenía en su palma el collar de perlas su querido collar de bisutería, el cual la pequeña le entregó con lágrimas. Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra buscó en el bolsillo de su pantalón y extrajo un estuchito de terciopelo rojo. Dentro del estuche había un collar muy valioso, muy brillante un verdadero collar de hermosas perlas genuinas. El padre había tenido ese regalo para ella durante todo ese tiempo, esperando a que la pequeña renunciara a la baratija de fantasía, para poder darle la auténtica joya de valor...para darle el verdadero collar de perlas que valía una fortuna.
Esto me hace pensar en las cosas a las cuales estoy aferrado todavía, y que no quiero soltar…que no le quiero soltar a mi Padre, y que Él que me está diciendo todas las noches…entrégamelas hijo...entrégame tus baratijas….entrégame a mí lo falso para que yo te dé lo genuino…
Entrégame todas esas cosas de imitación, todas esas cosas sin valor con las cuales te has forjado una vida de falsedad…
Entrégame todas esas cosas con las que vives engañado… todas esas cosas que has preferido hasta ahora por sobre las grandes bendiciones que yo te quiero regalar…
[DESARROLLO]
Desde los tiempos del Éxodo, cuando Dios llamó a Moisés y lo envió de regreso a Egipto para que libertara con mano poderosa de Dios al pueblo judío, Dios tenía un plan para el pueblo de Israel.
Y Dios siempre fue franco con ellos, como lo es con todos, a través de una promesa. ¿Cuál era esa promesa? La promesa era que Dios los sacaría de Egipto para conducirlos a una tierra que fluye leche y miel. ¿No dice eso la Biblia?
Pero también había una condición de parte de Dios. ¿Cuál era esa condición? El pueblo judío debía ser obediente a su Palabra. Esa era la condición divina.
Y dice la Biblia que Dios los sacó de Egipto con mano poderosa y grandes milagros y prodigios, y aún en la persecución que les hicieron los egipcios, Él abrió el Mar Rojo para que pasaran los israelitas y volvió el peso de las aguas sobre sus perseguidores, matándolos a todos, menos a su pueblo.
Siempre que imagino ese terrible prodigio de Dios, la carne se me estremece. Sólo imagínelo usted. Imagine que está en una playa parado frente al mar, y de repente se levantan las aguas hacia el cielo. Porque debieron ser dos altísimas y gigantescas fuentes de agua azul que se revolvían bramando hacia arriba, para volver a caer al final como un terrible maremoto impulsadas por la colosal fuerza de gravedad, con inmenso estruendo de aguas. Imagínese usted lo que sentiríamos si viéramos esa tremenda maravilla.
¡Y Dios sostuvo las aguas del mar con la potencia de su Poder!
Y no tan sólo eso, sino que Dios también tuvo que darle un tratamiento de secado automático al fondo del mar. Dios tuvo que darle uno de esos tratamientos de secado tipo express ultrarápido con su gran Poder. ¿Cuántos saben que para Dios no hay imposibles? Porque si no, el pueblo judío se hubiera hundido en el fangoso fondo del mar, aunque no hubiera aguas, y jamás hubieran podido atravesar el fondo del Mar Rojo. A ver ¿Quién ha buceado alguna vez en el mar? ¿Quién se ha sumergido hasta el fondo?
Bueno, quienquiera que lo haya hecho, sabrá que el fondo es cenagoso es fangoso. Cuando se hunde un barco, las ciénagas del fondo lo van tapando poco a poco hasta que el barco desaparece. Eso quiere decir que el fondo está tapizado de fango, está cubierto de una gruesa capa de lodo. Pues ese fango y ese sedimento lodoso que se mueve con la fuerza de las aguas, es barroso y resbaladizo. ¿Y se imaginan ustedes como se pondría si pasaran más de 600,000 personas? Pues ese fue el número de personas que pasaron por allí…pero Dios lo secó. Dios secó el fondo del mar. Lo dice la Palabra de Dios. [Éxodo 14:21 y Éxodo 14:29]
Y aparte de las 600,000 personas, también pasó con ellos grande multitud de toda clase de gentes, sin contar los niños, ni los animales, ni los carromatos, y toda la carga que ellos llevaban, y que le habían entregado los egipcios en su desesperación para que se fueran rápidamente de su tierra, luego del terror que les causó la muerte de los primogénitos. [Éxodo 12:37-38]
Y ya aquí, desde el mismo momento en que el Altísimo libró al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, se ve la fidelidad de Dios salvando a su pueblo y cumpliendo Su Palabra.
Dios ya había hecho desde antes maravillas y prodigios ante los ojos de Faraón con la vara de Aarón, cuando ésta se transformó en culebra y se comió a las culebras de los magos. Hasta que finalmente el Señor envió las diez terribles plagas. Pero cuando el pueblo de Israel salió de Egipto, Dios iba a hacer esta vez, a partir de allí, sus maravillas y prodigios delante de los ojos del pueblo de Israel, que era un pueblo incrédulo y de dura cerviz, como el mismo Señor les decía continuamente.
Recapitulemos rápidamente los milagros y maravillas del tremendo Poder de Dios para con su pueblo, en el éxodo hacia la tierra prometida.
¿Cuántas maravillas poderosas hizo Dios a partir de que los israelitas dejaron de ser esclavos de Egipto, hasta que llegaron al monte Sinaí?
Fueron seis.
Primero, la columna de nube que los guiaba de día, y la columna de fuego que los guiaba de noche. La Biblia dice que iba delante de ellos. ¿La Recuerdan? ¡Qué hermoso poder ver esa maravillosa nube que viajaba solita de día, delante y por encima de la multitud, o la nube de fuego que los guiaba de noche! Y cuando la nube se detenía, el pueblo se detenía también.
[Éxodo 13:21-22]
¿Pero qué dice? ¿En dónde iba la nube? Iba delante del pueblo. Dice que la nube los guiaba de día y de noche. ¡Qué maravilla de Dios! ¡Aleluya!
Segundo prodigio, el cruce del Mar Rojo. Ese milagro poderoso lo acabamos de comentar. ¿Y qué dice la Biblia que hizo la nube de Dios antes de que ellos cruzaran el Mar Rojo?
[Éxodo 14:19-20]
Tercer prodigio, el agua amarga de Mara. Porque Mara, en hebreo, quiere decir amarga. Y la Biblia dice que allí, en el desierto de Shur, Dios les dio estatutos y ordenanzas, y que también probó a los israelitas después de andar tres días sin que hallaran agua. [Éxodo 15:22-27]
Y dice que luego llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras, y que acamparon allí junto a las aguas.
¿Cuántos saben que el número doce es número sagrado, y también el setenta?
Pero además, si ustedes se dan cuenta, esta es la primera vez que vemos en la Biblia que Dios les manda estatutos y ordenanzas acompañadas de promesas, a los judíos del éxodo como pueblo.
El cuarto milagro es también uno de los más maravillosos: Es cuando Dios, después de las murmuraciones del pueblo, les manda millones de codornices y a la mañana siguiente, el rocío de ¿qué es esto? Porque maná significa eso: ¿qué es esto? Dios les da el maná en el desierto. ¡Aleluya!
Y el quinto prodigio no es menos poderoso, cuando los israelitas pelean contra los amalecitas. ¿Pero qué tuvo que hacer el pueblo de Israel? Dice la palabra que Josué salió a pelear contra Amalec con varones escogidos, pero Moisés, Aarón y Hur subieron a un collado, y Moisés tuvo que mantener las manos levantadas en señal de victoria. [Éxodo 17:8-13]
Y el sexto milagro, fue el agua de la roca. Ese fue el sexto prodigio que Dios hizo en el desierto antes de que Él se mostrase a Moisés en Sinaí, para ordenarle los Diez Mandamientos.
Hermanos: ¿Qué vemos en todo esto?
Lo que vemos es que Dios iba haciendo milagro tras milagro, ya no solamente ante los ojos de Moisés y de Aarón, sino frente a los mismos ojos del pueblo de Israel ¿Para qué? ¿Para qué haría Dios eso? Lo hizo por dos razones: Una, la principal, para que ellos creyeran, para infundirles fe. Dios quería que los judíos que había liberado fueran creyentes. Y en segundo lugar, Dios hacía esos prodigios como una providencia para que no muriesen en el desierto. En otras palabras, Dios siempre fue fiel, nunca los abandonó, siempre les proveyó.
Pero si nos fijamos bien, Dios siempre hizo esos milagros después de señalar la incredulidad del pueblo, porque ellos siempre estaban murmurando ante Moisés, siempre se estaban quejando y añorando retornar a Egipto, donde eran esclavos, donde habían sido siervos durante cuatrocientos treinta años porque realmente, aunque el pueblo veía el poder de Dios, en el fondo eran hombres de poca fe. Y Dios, que conoce los corazones, podía oír sus murmuraciones [Éxodo 16:2 16:12]
Y así somos nosotros, hermanos.
Dios también ha hecho maravillas en nuestras vidas. ¿No es cierto que Dios ha hecho prodigios y maravillas con nosotros?
Pero ni así creemos.
¿No es cierto que Dios nos ha puesto por delante la nube de gloria y de fuego, que es Jesucristo, para guiarnos en el camino?
¿No es cierto que hemos visto su gloria y su poder en nuestras vidas?
Pero hermanos, nosotros también somos como los israelitas: Ni aun así creemos.
¿No es cierto que Dios nos ha abierto el Mar Rojo ante nuestros perseguidores, en medio del desierto nos ha quitado los obstáculos del camino en los momentos más difíciles, poniéndose como la nube, detrás de nosotros?
¿No es cierto que Él nos ha protegido en medio de la tormenta?
¿No es cierto que Jesús nos ha sacado muchas veces del fango que ha secado el lodo bajo nuestros pies, que siempre ha evitado que nos hundamos en la ciénaga y en el barro?
¿No es cierto? Pero ni aun así creemos.
¿No es cierto que cuando nos llenamos de aflicción y el agua nos sabe amarga, como el agua de Mara, Dios viene a nosotros y nos saca del problema, glorificándose en nuestras vidas?
¿No es cierto que el trago amargo es endulzado por el Señor Jesús, cuando Él viene y nos provee del agua fresca y dulce de su Espíritu Santo?
Porque Él Espíritu Santo de Dios le quita el sabor amargo a todo lo que bebemos.
Pero ni aun así creemos.
¿No es cierto que cuando falta el alimento en nuestra casa y comenzamos a murmurar cuando dudamos del Poder de Dios y sentimos que Él nos ha abandonado, Dios oye nuestras murmuraciones porque conoce nuestros corazones, y entonces Él viene y nos trae las codornices por la tarde y el maná por las mañanas?
¿Cuántos de ustedes han visto esas maravillas y prodigios en sus vidas?
Y hermanos, qué rica nos sabe la comida cuando no tenemos nada de qué echar mano, cuando no tenemos dinero en la bolsa, y de repente nos es proveída la comida inexplicablemente.
¿No es cierto? Pero ni aun así creemos.
¿Y no es cierto que cuando nos toca pelear las batallas contra el pecado cuando nos vemos obligados a resistir al enemigo y bajamos la guardia, viene Dios y nos hace subir al collado, con las manos levantadas?
Porque Dios quiere que clamemos que confiemos en Él. Porque, hermanos, ¡La oración es poderosa!
¿Cuántos saben que la oración tiene Poder?
La Biblia dice que cuando Moisés bajaba las manos, prevalecían los amalecitas, pero cuando las levantaba, prevalecía el pueblo de Israel. [Éxodo 17:11] Hermanos, Dios nos está enseñando algo aquí.
¿O no?
¿Estás aun con las manos levantadas, o ya te casaste de clamar?
Dios nos quiere con las manos levantadas hacia Él, con la confianza depositada totalmente en su Poder. Eso es la verdadera fe.
¿No dice la Palabra que Aarón y Hur pusieron una piedra debajo de Moisés y se sentó sobre la piedra y ellos le sostuvieron las manos? Y eso no fue tan solo por una hora, hermanos. Nosotros oramos diez minutos cada semana, si es que oramos, y nos cansamos. Pero la Biblia dice que Moisés las mantuvo en alto todo el día, hasta que se puso el sol. [Éxodo 17:12-13]
Pero fue entonces cuando Dios les dio la victoria. ¿Nos está enseñando algo Dios aquí? ¡Aleluya!
¿Qué hubiera pasado si Moisés no hubiera creído que mantener las manos levantadas a Dios les daría el triunfo en la batalla?
Hermanos: ¡Si queremos victoria necesitamos clamar!
¡Pero también necesitamos obedecer los mandamientos de Dios! ¡Necesitamos obedecer el mandamiento divino!
[Éxodo 19:3-6]
Un pueblo de sacerdotes y gente santa. Eso dice la Biblia.
¿No es eso una promesa para el pueblo de Dios?
¿Pero…qué dice?
[Ex. 19:5] “Si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos porque mía es toda la tierra.”
Pero siempre el pueblo judío rechazó los mandamientos de Dios. No les bastó ver con sus propios ojos las maravillas y prodigios que Dios hacía delante de ellos, porque no se apartaban de la murmuración y el desánimo. Y sabe qué, hermano, que yo pienso que por eso mismo Dios no permitió que esa generación que había visto las maravillas de su increíble Poder entrara a la tierra prometida.
Y yo te pregunto:
¿No hacemos igual nosotros?
Dios le había hecho advertencias muy claras al pueblo de Israel contra la idolatría. [Éxodo 34:11-16]
Pero ellos eran un pueblo de dura cerviz.
Y yo te pregunto:
¿No hacemos igual nosotros?
Hermano: Dios lo dice muy claro en [Jueces 2:1-4]
Tú me dirás: Pero si yo no soy idólatra. Yo no he levantado nunca altares. Yo sólo amo a Dios.
¿Cuáles altares he levantado yo?
¿Cuáles ídolos estoy adorando?
¿Qué alianzas he hecho con el pecado?
¿Tiene Dios celos de lo que estoy adorando?
Y en esto vamos a ir por partes:
¿Derribaste ya el altar donde le estás rindiendo culto a la ira y a la maledicencia?
¿Derribaste ya el altar donde estás rindiendo culto a la hipocresía?
¿Derribaste ya el altar en donde hablas mal de tu hermano?
¿Derribaste ya tu altar a los malos instintos?
¿No estás acaso honrando a los espíritus pecaminosos?
¿No es eso una forma de idolatría?
¿Estás sembrando para la carne?
¿Qué clase de sacrificios le estás haciendo a los ídolos?
¿Deseas la mujer ajena?
¿Derribaste ya tu altar a la pornografía?
¿Derribaste ya tu altar al tabaco, a la bebida o a algún otro vicio?
¿No tienes una alianza secreta con la masturbación?
Hermano:
A Dios no le agradó que el pueblo de Israel no desterrara para siempre al enemigo.
A Dios no le agradó que el pueblo de Israel no destruyera totalmente a sus enemigos.
A Dios no le agradó que ellos entraran en la tierra prometida y que siguieran conviviendo con el enemigo, estableciendo pactos y alianzas que Dios les había mandado no hacer jamás.
Por eso el Señor, que es Dios Celoso, les dijo que el enemigo sería azote para sus costados y sus dioses les serían tropezadero.
¿Y tú crees, hermano, que puedes vivir y moverte tranquilamente en el reino de Dios, sin derribar tus ídolos y tus altares al pecado?
¿O crees, cuando lees el Antiguo Testamento, que ese mandamiento era solamente para el pueblo de Israel?
Vamos a ver qué nos dice el Señor Jesús:
[Juan 8: 34-36]
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre el hijo sí queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Aquí el Señor le está hablando a los judíos, pero Él es muy claro cuando menciona “todo aquel que hace pecado…” No dice, el judío que hace pecado…o el gentil que hace pecado... dice, todo aquél que hace pecado, esclavo es del pecado. Eso dice. Más claro ni el agua.
Por eso te pregunto:
¿Le estás rindiendo culto al enemigo, pecando cada día contra Dios?
¿Le tienes puesto un altar al robo, al hurto, a la prevaricación?
¿Te alías con otros para hablar mal de tu hermano o para hacer negocios sucios?
¿Das buen testimonio ante la gente que aun no han creído?
¿No es blasfemado el nombre de Dios por causa tuya?
¿Comercias con tus enemigos como si fueran tus socios?
¿Habita el pecado en medio de ti?
¿Eres luz o sigues siendo oscuridad?
[CIERRE]
La niña de la que hablé no quería entregarle el collar de perlas a su padre.
Ella se negaba a deshacerse del collar porque lo acariciaba, lo quería, lo idolatraba. La falsa joya habitaba con ella y ella lo amaba, no quería dejarlo, le gustaba convivir con él, aunque la baratija fuera falsa y sin valor.
La niña no quería entregarle la engañosa baratija a su padre para que su padre pudiera cambiársela por la joya de auténtico y verdadero valor que él tenía guardada para ella.
Su padre anhelaba darle el regalo que tenía guardado sólo para ella, pero ella se negaba a deshacerse de su fantasía.
Y todo esto me hace pensar en las cosas a las cuales todavía estoy aferrado, y que no quiero soltar…
Me hace pensar en los altares que aún tengo levantados.
Me hace pensar en los altares en los que todavía sigo rindiendo culto a algún pecado me hace pensar en los ídolos que aún sigo adorando.
Pero no quiero entregare a mi Padre mi collar engañoso….mi collar de perlas de fantasía.
Me niego a cambiar mi baratija por la joya verdadera que mi Padre me quiere dar.
Él me está diciendo todos los días y todas las noches…entrégamelas hijo...entrégame tus baratijas….deshazte ya de ellas, porque nada valen.
¿Hasta cuándo adorarás a los ídolos?
¿Hasta cuándo le rendirás culto a los altares del pecado?
¿Hasta cuando cesarán tus alianzas y tus pactos con el enemigo?
¿Quieres que tu enemigo siga siendo el azote de tus costados y el tropezadero de tus bendiciones?
Yo te quiero bendecir…pero tú estás obstaculizando mi bendición.
Dios te está diciendo todos los días y todas las noches…entrégame todas esas cosas sin valor con las cuales te has estado engañando.
Él te está diciendo hoy: Entrégame todas esas cosas con las que vives falseado… entrégame a mí todas esas cosas que has preferido hasta ahora por sobre todo lo bueno que yo te quiero dar…
¡Deshazte ya de ellas… para que yo te pueda bendecir!
Él está esperando a que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas, para darnos preciosos tesoros.
¿No es bueno el Señor?
¿Cuántos de los que están aquí quieren que el Señor Jesús derribe esta noche los altares engañosos que han construido, a lo mejor sin siquiera darse cuenta?
¿Cuántos de los que están aquí quieren que Dios destruya esos ídolos que ha estado adorando como auténticas baratijas que son?
¿Cuántos quieren entregarle esta noche al Señor Jesús el collar de perlas de fantasía…. Su collar de perlas falsas…entregarle al Señor Jesús las baratijas a las que aun está aferrado?
Si Dios ha puesto en tu corazón derribar esos altares, pasa al frente, que yo oraré por ti para que le entregues tú mismo al Señor ese falso y engañoso collar.
Oraré para que Él te entregue a cambio todas las joyas de bendición que tiene guardadas y reservadas para tu vida.
¡Aleluya!
Por Federico Aguilera.
[CITA BÍBLICA PRINCIPAL]
[JUECES 1: 28-33 – 2: 1-4]
1: 28 Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó.
29 Tampoco Efraín arrojó al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer.
30 Tampoco Zabulón arrojó a los que habitaban en Quitrón, ni a los que habitaban en Naalal, sino que el cananeo habitó en medio de él, y le fue tributario.
31 Tampoco Aser arrojó a los que habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, en Ahlab, en Aczib, en Helba, en Afec y en Rehob.
32 Y moró Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra pues no los arrojó.
33 Tampoco Neftalí arrojó a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en Bet-anat, sino que moró entre los cananeos que habitaban en la tierra mas le fueron tributarios los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anat.
2: 1 El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,
2 con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?
3 Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero.
4 Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.
[INTRODUCCION]
Había una niña a la que le gustaban mucho los collares. Un día que fue con su mamá de compras y vio en una tienda un collar de perlas de fantasía que le encantó. Por meses juntó todo el dinero que le daban sus padres para poder comprarse ese collar de perlas de plástico que tanto anhelaba. Llegó a ser tanto su amor por el collar de perlas de fantasía, que cuando lo compró no se lo quitaba ni siquiera para bañarse. Lo atesoraba, lo cuidaba, dormía con él, y cuando se levantaba, lo primero que hacía era tocarlo para ver si aun lo tenía puesto en el cuello por las mañanas.
Su papá iba todas las noches a contarle cuentos para que se durmiera, y cuando llegó esa noche a contarle un cuento, después de darle el beso de las buenas noches le preguntó:
-Hijita, ¿tú me quieres?
La niña le dijo que sí, que lo quería mucho, y entonces su padre le dijo:
-Regálame tu collar de perlas.
La niña reaccionó rápidamente y le contestó:
-No papá ¡Mis perlas no! Pero te doy a la Barbi, mi muñeca favorita. ¿La recuerdas?, tú me la regalaste el año pasado para mi cumpleaños. Y te doy sus vestiditos y la camita y todo lo demás, ¿está bien papa?
-Si mi hijita, está bien, no importa, -y le dio a la niña el beso de las buenas noches.
Una semana después, nuevamente su papá le preguntó al terminar de contarle su cuento
-Hijita, tú me quieres?...
-¡Si papá, tú sabes que te quiero mucho!
-Entonces, regálame tu collar de perlas.
-¡No papá! ¡Mis perlas, no!, pero te doy mi caballito de juguete, ¿lo recuerdas? Es mi favorito, su pelo es muy suave y tú puedes jugar con él y hacerle trencitas. Tu puedes tenerlo si quieres papá.
-Si, hijita, está bien. Volvió a besarla y a darle las buenas noches.
Pocos días después la niña tuvo un sueño en donde veía a su padre que lloraba como un niño porque deseaba que ella le regalara su collar de perlas, pero ella no se lo quería entregar. Entonces a la siguiente noche lo esperó a que llegara a contarle su cuento, y cuando su padre entró en su dormitorio, la pequeña estiró sus manos hacia él y le dijo llorando:
-Toma papá.
Cuando ella abrió su manita, el padre vio que tenía en su palma el collar de perlas su querido collar de bisutería, el cual la pequeña le entregó con lágrimas. Con una mano él tomó las perlas de plástico y con la otra buscó en el bolsillo de su pantalón y extrajo un estuchito de terciopelo rojo. Dentro del estuche había un collar muy valioso, muy brillante un verdadero collar de hermosas perlas genuinas. El padre había tenido ese regalo para ella durante todo ese tiempo, esperando a que la pequeña renunciara a la baratija de fantasía, para poder darle la auténtica joya de valor...para darle el verdadero collar de perlas que valía una fortuna.
Esto me hace pensar en las cosas a las cuales estoy aferrado todavía, y que no quiero soltar…que no le quiero soltar a mi Padre, y que Él que me está diciendo todas las noches…entrégamelas hijo...entrégame tus baratijas….entrégame a mí lo falso para que yo te dé lo genuino…
Entrégame todas esas cosas de imitación, todas esas cosas sin valor con las cuales te has forjado una vida de falsedad…
Entrégame todas esas cosas con las que vives engañado… todas esas cosas que has preferido hasta ahora por sobre las grandes bendiciones que yo te quiero regalar…
[DESARROLLO]
Desde los tiempos del Éxodo, cuando Dios llamó a Moisés y lo envió de regreso a Egipto para que libertara con mano poderosa de Dios al pueblo judío, Dios tenía un plan para el pueblo de Israel.
Y Dios siempre fue franco con ellos, como lo es con todos, a través de una promesa. ¿Cuál era esa promesa? La promesa era que Dios los sacaría de Egipto para conducirlos a una tierra que fluye leche y miel. ¿No dice eso la Biblia?
Pero también había una condición de parte de Dios. ¿Cuál era esa condición? El pueblo judío debía ser obediente a su Palabra. Esa era la condición divina.
Y dice la Biblia que Dios los sacó de Egipto con mano poderosa y grandes milagros y prodigios, y aún en la persecución que les hicieron los egipcios, Él abrió el Mar Rojo para que pasaran los israelitas y volvió el peso de las aguas sobre sus perseguidores, matándolos a todos, menos a su pueblo.
Siempre que imagino ese terrible prodigio de Dios, la carne se me estremece. Sólo imagínelo usted. Imagine que está en una playa parado frente al mar, y de repente se levantan las aguas hacia el cielo. Porque debieron ser dos altísimas y gigantescas fuentes de agua azul que se revolvían bramando hacia arriba, para volver a caer al final como un terrible maremoto impulsadas por la colosal fuerza de gravedad, con inmenso estruendo de aguas. Imagínese usted lo que sentiríamos si viéramos esa tremenda maravilla.
¡Y Dios sostuvo las aguas del mar con la potencia de su Poder!
Y no tan sólo eso, sino que Dios también tuvo que darle un tratamiento de secado automático al fondo del mar. Dios tuvo que darle uno de esos tratamientos de secado tipo express ultrarápido con su gran Poder. ¿Cuántos saben que para Dios no hay imposibles? Porque si no, el pueblo judío se hubiera hundido en el fangoso fondo del mar, aunque no hubiera aguas, y jamás hubieran podido atravesar el fondo del Mar Rojo. A ver ¿Quién ha buceado alguna vez en el mar? ¿Quién se ha sumergido hasta el fondo?
Bueno, quienquiera que lo haya hecho, sabrá que el fondo es cenagoso es fangoso. Cuando se hunde un barco, las ciénagas del fondo lo van tapando poco a poco hasta que el barco desaparece. Eso quiere decir que el fondo está tapizado de fango, está cubierto de una gruesa capa de lodo. Pues ese fango y ese sedimento lodoso que se mueve con la fuerza de las aguas, es barroso y resbaladizo. ¿Y se imaginan ustedes como se pondría si pasaran más de 600,000 personas? Pues ese fue el número de personas que pasaron por allí…pero Dios lo secó. Dios secó el fondo del mar. Lo dice la Palabra de Dios. [Éxodo 14:21 y Éxodo 14:29]
Y aparte de las 600,000 personas, también pasó con ellos grande multitud de toda clase de gentes, sin contar los niños, ni los animales, ni los carromatos, y toda la carga que ellos llevaban, y que le habían entregado los egipcios en su desesperación para que se fueran rápidamente de su tierra, luego del terror que les causó la muerte de los primogénitos. [Éxodo 12:37-38]
Y ya aquí, desde el mismo momento en que el Altísimo libró al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, se ve la fidelidad de Dios salvando a su pueblo y cumpliendo Su Palabra.
Dios ya había hecho desde antes maravillas y prodigios ante los ojos de Faraón con la vara de Aarón, cuando ésta se transformó en culebra y se comió a las culebras de los magos. Hasta que finalmente el Señor envió las diez terribles plagas. Pero cuando el pueblo de Israel salió de Egipto, Dios iba a hacer esta vez, a partir de allí, sus maravillas y prodigios delante de los ojos del pueblo de Israel, que era un pueblo incrédulo y de dura cerviz, como el mismo Señor les decía continuamente.
Recapitulemos rápidamente los milagros y maravillas del tremendo Poder de Dios para con su pueblo, en el éxodo hacia la tierra prometida.
¿Cuántas maravillas poderosas hizo Dios a partir de que los israelitas dejaron de ser esclavos de Egipto, hasta que llegaron al monte Sinaí?
Fueron seis.
Primero, la columna de nube que los guiaba de día, y la columna de fuego que los guiaba de noche. La Biblia dice que iba delante de ellos. ¿La Recuerdan? ¡Qué hermoso poder ver esa maravillosa nube que viajaba solita de día, delante y por encima de la multitud, o la nube de fuego que los guiaba de noche! Y cuando la nube se detenía, el pueblo se detenía también.
[Éxodo 13:21-22]
¿Pero qué dice? ¿En dónde iba la nube? Iba delante del pueblo. Dice que la nube los guiaba de día y de noche. ¡Qué maravilla de Dios! ¡Aleluya!
Segundo prodigio, el cruce del Mar Rojo. Ese milagro poderoso lo acabamos de comentar. ¿Y qué dice la Biblia que hizo la nube de Dios antes de que ellos cruzaran el Mar Rojo?
[Éxodo 14:19-20]
Tercer prodigio, el agua amarga de Mara. Porque Mara, en hebreo, quiere decir amarga. Y la Biblia dice que allí, en el desierto de Shur, Dios les dio estatutos y ordenanzas, y que también probó a los israelitas después de andar tres días sin que hallaran agua. [Éxodo 15:22-27]
Y dice que luego llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras, y que acamparon allí junto a las aguas.
¿Cuántos saben que el número doce es número sagrado, y también el setenta?
Pero además, si ustedes se dan cuenta, esta es la primera vez que vemos en la Biblia que Dios les manda estatutos y ordenanzas acompañadas de promesas, a los judíos del éxodo como pueblo.
El cuarto milagro es también uno de los más maravillosos: Es cuando Dios, después de las murmuraciones del pueblo, les manda millones de codornices y a la mañana siguiente, el rocío de ¿qué es esto? Porque maná significa eso: ¿qué es esto? Dios les da el maná en el desierto. ¡Aleluya!
Y el quinto prodigio no es menos poderoso, cuando los israelitas pelean contra los amalecitas. ¿Pero qué tuvo que hacer el pueblo de Israel? Dice la palabra que Josué salió a pelear contra Amalec con varones escogidos, pero Moisés, Aarón y Hur subieron a un collado, y Moisés tuvo que mantener las manos levantadas en señal de victoria. [Éxodo 17:8-13]
Y el sexto milagro, fue el agua de la roca. Ese fue el sexto prodigio que Dios hizo en el desierto antes de que Él se mostrase a Moisés en Sinaí, para ordenarle los Diez Mandamientos.
Hermanos: ¿Qué vemos en todo esto?
Lo que vemos es que Dios iba haciendo milagro tras milagro, ya no solamente ante los ojos de Moisés y de Aarón, sino frente a los mismos ojos del pueblo de Israel ¿Para qué? ¿Para qué haría Dios eso? Lo hizo por dos razones: Una, la principal, para que ellos creyeran, para infundirles fe. Dios quería que los judíos que había liberado fueran creyentes. Y en segundo lugar, Dios hacía esos prodigios como una providencia para que no muriesen en el desierto. En otras palabras, Dios siempre fue fiel, nunca los abandonó, siempre les proveyó.
Pero si nos fijamos bien, Dios siempre hizo esos milagros después de señalar la incredulidad del pueblo, porque ellos siempre estaban murmurando ante Moisés, siempre se estaban quejando y añorando retornar a Egipto, donde eran esclavos, donde habían sido siervos durante cuatrocientos treinta años porque realmente, aunque el pueblo veía el poder de Dios, en el fondo eran hombres de poca fe. Y Dios, que conoce los corazones, podía oír sus murmuraciones [Éxodo 16:2 16:12]
Y así somos nosotros, hermanos.
Dios también ha hecho maravillas en nuestras vidas. ¿No es cierto que Dios ha hecho prodigios y maravillas con nosotros?
Pero ni así creemos.
¿No es cierto que Dios nos ha puesto por delante la nube de gloria y de fuego, que es Jesucristo, para guiarnos en el camino?
¿No es cierto que hemos visto su gloria y su poder en nuestras vidas?
Pero hermanos, nosotros también somos como los israelitas: Ni aun así creemos.
¿No es cierto que Dios nos ha abierto el Mar Rojo ante nuestros perseguidores, en medio del desierto nos ha quitado los obstáculos del camino en los momentos más difíciles, poniéndose como la nube, detrás de nosotros?
¿No es cierto que Él nos ha protegido en medio de la tormenta?
¿No es cierto que Jesús nos ha sacado muchas veces del fango que ha secado el lodo bajo nuestros pies, que siempre ha evitado que nos hundamos en la ciénaga y en el barro?
¿No es cierto? Pero ni aun así creemos.
¿No es cierto que cuando nos llenamos de aflicción y el agua nos sabe amarga, como el agua de Mara, Dios viene a nosotros y nos saca del problema, glorificándose en nuestras vidas?
¿No es cierto que el trago amargo es endulzado por el Señor Jesús, cuando Él viene y nos provee del agua fresca y dulce de su Espíritu Santo?
Porque Él Espíritu Santo de Dios le quita el sabor amargo a todo lo que bebemos.
Pero ni aun así creemos.
¿No es cierto que cuando falta el alimento en nuestra casa y comenzamos a murmurar cuando dudamos del Poder de Dios y sentimos que Él nos ha abandonado, Dios oye nuestras murmuraciones porque conoce nuestros corazones, y entonces Él viene y nos trae las codornices por la tarde y el maná por las mañanas?
¿Cuántos de ustedes han visto esas maravillas y prodigios en sus vidas?
Y hermanos, qué rica nos sabe la comida cuando no tenemos nada de qué echar mano, cuando no tenemos dinero en la bolsa, y de repente nos es proveída la comida inexplicablemente.
¿No es cierto? Pero ni aun así creemos.
¿Y no es cierto que cuando nos toca pelear las batallas contra el pecado cuando nos vemos obligados a resistir al enemigo y bajamos la guardia, viene Dios y nos hace subir al collado, con las manos levantadas?
Porque Dios quiere que clamemos que confiemos en Él. Porque, hermanos, ¡La oración es poderosa!
¿Cuántos saben que la oración tiene Poder?
La Biblia dice que cuando Moisés bajaba las manos, prevalecían los amalecitas, pero cuando las levantaba, prevalecía el pueblo de Israel. [Éxodo 17:11] Hermanos, Dios nos está enseñando algo aquí.
¿O no?
¿Estás aun con las manos levantadas, o ya te casaste de clamar?
Dios nos quiere con las manos levantadas hacia Él, con la confianza depositada totalmente en su Poder. Eso es la verdadera fe.
¿No dice la Palabra que Aarón y Hur pusieron una piedra debajo de Moisés y se sentó sobre la piedra y ellos le sostuvieron las manos? Y eso no fue tan solo por una hora, hermanos. Nosotros oramos diez minutos cada semana, si es que oramos, y nos cansamos. Pero la Biblia dice que Moisés las mantuvo en alto todo el día, hasta que se puso el sol. [Éxodo 17:12-13]
Pero fue entonces cuando Dios les dio la victoria. ¿Nos está enseñando algo Dios aquí? ¡Aleluya!
¿Qué hubiera pasado si Moisés no hubiera creído que mantener las manos levantadas a Dios les daría el triunfo en la batalla?
Hermanos: ¡Si queremos victoria necesitamos clamar!
¡Pero también necesitamos obedecer los mandamientos de Dios! ¡Necesitamos obedecer el mandamiento divino!
[Éxodo 19:3-6]
Un pueblo de sacerdotes y gente santa. Eso dice la Biblia.
¿No es eso una promesa para el pueblo de Dios?
¿Pero…qué dice?
[Ex. 19:5] “Si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos porque mía es toda la tierra.”
Pero siempre el pueblo judío rechazó los mandamientos de Dios. No les bastó ver con sus propios ojos las maravillas y prodigios que Dios hacía delante de ellos, porque no se apartaban de la murmuración y el desánimo. Y sabe qué, hermano, que yo pienso que por eso mismo Dios no permitió que esa generación que había visto las maravillas de su increíble Poder entrara a la tierra prometida.
Y yo te pregunto:
¿No hacemos igual nosotros?
Dios le había hecho advertencias muy claras al pueblo de Israel contra la idolatría. [Éxodo 34:11-16]
Pero ellos eran un pueblo de dura cerviz.
Y yo te pregunto:
¿No hacemos igual nosotros?
Hermano: Dios lo dice muy claro en [Jueces 2:1-4]
Tú me dirás: Pero si yo no soy idólatra. Yo no he levantado nunca altares. Yo sólo amo a Dios.
¿Cuáles altares he levantado yo?
¿Cuáles ídolos estoy adorando?
¿Qué alianzas he hecho con el pecado?
¿Tiene Dios celos de lo que estoy adorando?
Y en esto vamos a ir por partes:
¿Derribaste ya el altar donde le estás rindiendo culto a la ira y a la maledicencia?
¿Derribaste ya el altar donde estás rindiendo culto a la hipocresía?
¿Derribaste ya el altar en donde hablas mal de tu hermano?
¿Derribaste ya tu altar a los malos instintos?
¿No estás acaso honrando a los espíritus pecaminosos?
¿No es eso una forma de idolatría?
¿Estás sembrando para la carne?
¿Qué clase de sacrificios le estás haciendo a los ídolos?
¿Deseas la mujer ajena?
¿Derribaste ya tu altar a la pornografía?
¿Derribaste ya tu altar al tabaco, a la bebida o a algún otro vicio?
¿No tienes una alianza secreta con la masturbación?
Hermano:
A Dios no le agradó que el pueblo de Israel no desterrara para siempre al enemigo.
A Dios no le agradó que el pueblo de Israel no destruyera totalmente a sus enemigos.
A Dios no le agradó que ellos entraran en la tierra prometida y que siguieran conviviendo con el enemigo, estableciendo pactos y alianzas que Dios les había mandado no hacer jamás.
Por eso el Señor, que es Dios Celoso, les dijo que el enemigo sería azote para sus costados y sus dioses les serían tropezadero.
¿Y tú crees, hermano, que puedes vivir y moverte tranquilamente en el reino de Dios, sin derribar tus ídolos y tus altares al pecado?
¿O crees, cuando lees el Antiguo Testamento, que ese mandamiento era solamente para el pueblo de Israel?
Vamos a ver qué nos dice el Señor Jesús:
[Juan 8: 34-36]
34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre el hijo sí queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Aquí el Señor le está hablando a los judíos, pero Él es muy claro cuando menciona “todo aquel que hace pecado…” No dice, el judío que hace pecado…o el gentil que hace pecado... dice, todo aquél que hace pecado, esclavo es del pecado. Eso dice. Más claro ni el agua.
Por eso te pregunto:
¿Le estás rindiendo culto al enemigo, pecando cada día contra Dios?
¿Le tienes puesto un altar al robo, al hurto, a la prevaricación?
¿Te alías con otros para hablar mal de tu hermano o para hacer negocios sucios?
¿Das buen testimonio ante la gente que aun no han creído?
¿No es blasfemado el nombre de Dios por causa tuya?
¿Comercias con tus enemigos como si fueran tus socios?
¿Habita el pecado en medio de ti?
¿Eres luz o sigues siendo oscuridad?
[CIERRE]
La niña de la que hablé no quería entregarle el collar de perlas a su padre.
Ella se negaba a deshacerse del collar porque lo acariciaba, lo quería, lo idolatraba. La falsa joya habitaba con ella y ella lo amaba, no quería dejarlo, le gustaba convivir con él, aunque la baratija fuera falsa y sin valor.
La niña no quería entregarle la engañosa baratija a su padre para que su padre pudiera cambiársela por la joya de auténtico y verdadero valor que él tenía guardada para ella.
Su padre anhelaba darle el regalo que tenía guardado sólo para ella, pero ella se negaba a deshacerse de su fantasía.
Y todo esto me hace pensar en las cosas a las cuales todavía estoy aferrado, y que no quiero soltar…
Me hace pensar en los altares que aún tengo levantados.
Me hace pensar en los altares en los que todavía sigo rindiendo culto a algún pecado me hace pensar en los ídolos que aún sigo adorando.
Pero no quiero entregare a mi Padre mi collar engañoso….mi collar de perlas de fantasía.
Me niego a cambiar mi baratija por la joya verdadera que mi Padre me quiere dar.
Él me está diciendo todos los días y todas las noches…entrégamelas hijo...entrégame tus baratijas….deshazte ya de ellas, porque nada valen.
¿Hasta cuándo adorarás a los ídolos?
¿Hasta cuándo le rendirás culto a los altares del pecado?
¿Hasta cuando cesarán tus alianzas y tus pactos con el enemigo?
¿Quieres que tu enemigo siga siendo el azote de tus costados y el tropezadero de tus bendiciones?
Yo te quiero bendecir…pero tú estás obstaculizando mi bendición.
Dios te está diciendo todos los días y todas las noches…entrégame todas esas cosas sin valor con las cuales te has estado engañando.
Él te está diciendo hoy: Entrégame todas esas cosas con las que vives falseado… entrégame a mí todas esas cosas que has preferido hasta ahora por sobre todo lo bueno que yo te quiero dar…
¡Deshazte ya de ellas… para que yo te pueda bendecir!
Él está esperando a que renunciemos a las cosas sin valor en nuestras vidas, para darnos preciosos tesoros.
¿No es bueno el Señor?
¿Cuántos de los que están aquí quieren que el Señor Jesús derribe esta noche los altares engañosos que han construido, a lo mejor sin siquiera darse cuenta?
¿Cuántos de los que están aquí quieren que Dios destruya esos ídolos que ha estado adorando como auténticas baratijas que son?
¿Cuántos quieren entregarle esta noche al Señor Jesús el collar de perlas de fantasía…. Su collar de perlas falsas…entregarle al Señor Jesús las baratijas a las que aun está aferrado?
Si Dios ha puesto en tu corazón derribar esos altares, pasa al frente, que yo oraré por ti para que le entregues tú mismo al Señor ese falso y engañoso collar.
Oraré para que Él te entregue a cambio todas las joyas de bendición que tiene guardadas y reservadas para tu vida.
¡Aleluya!